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Salsipuedes de Jorge Marín Vieco / 72. Patrimonio Histórico de Medellín

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72. Patrimonio Histórico de Medellín
Salsipuedes de Jorge Marín Vieco
Víctor Bustamante
Alguna vez, buscando un perfil, una nota sobre Jorge Marín Vieco, debido a la remembranza de Salsipuedes en un porro de Lucho Bermúdez relativo a la dificultad de salir de su casa, donde también vivió el compositor, me quedaba sorprendido, no sabía esa historia que apareja la canción y, así mismo, que lleva hacia ese lugar, o sea, la canción que escuchamos y bailamos, portaba un mensaje, nunca subliminal sino latente: ser la casa de Jorge Marín Vieco y, además, un lugar de encuentro, apreciado por diversos artistas; un oasis en la ciudad pujante de industrias y transacciones en 1940. De tal manera, Bermúdez, en su lucha musical, me sirvió de punto de referencia para buscar al escultor, ya que una casa es el símbolo de su dueño. Además, Jorge Marín Vieco se merece toda la atención, debido a su talento y a esa manera de ser, amable, señero y a la elegancia en su trato con las personas. A los que escuchamos Salsipuedes, esa canción melódica y, además, muy pegajosa, sorprende con la historia que había detrás de ella, es decir, esa canción es, era la punta del iceberg, que nos remitiría nada menos que a una Medellín muy específica, y, sobre todo, a la casa de un artista, donde aún habitan sus pinturas, sus esculturas, su jardín y, además, aun se respira su ámbito personal.
La primera huella hacia el camino que conduce a Jorge Marín Vieco, es su obra escultórica impresa en el Edificio de la Beneficencia de Antioquia, ahí en Ayacucho con Sucre, se trata de los Chibchas Aprendiendo de Bochica y adorando el sol, la Historia del Desarrollo Industrial, la Amerindia, localizadas en el vestíbulo y costados del edificio de la Beneficencia de Antioquia. En estos relieves, está Marín Vieco de cuerpo presente, y, además, en un momento donde el escultor muy a tono con la época se interroga sobre el origen y, sobre todo, en la necesidad de explicarse el aporte indígena, de ahí que en el portal del edificio de la Beneficencia de Antioquia, cuatro indígenas realizan su labor y esperan a los visitantes o, a lo mejor los transeúntes los miren de nuevo.
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Uno de los cristos de Salsipuedes |
Luego, el otro extremo, para aproximarme a Marín Vieco sería otra escultura, Hombre en busca depaz, situado en los campos de paz. Pero entre dos de estas obras, las que más he conocido en la ciudad y visto, están: los Crucifijos, los San Franciscos, los Quijotes, el monumento al Arriero en Fizebad; el Bolívar en la Avenida de las Américas de Guadalajara; el Monumento a Juan del Corral en Santa Fe de Antioquia, el Barequero, en el Banco Francés e Italiano en París. Además, unos ciento treinta bronces, están recopilados en la Casa Museo Salsipuedes.
El taxi tomado cerca de la estación del Metro de la Floresta nos lleva Faduil Alzate y la arquitecta Luisa Vergara, en otro viajan otras visitantes. Vamos arriba, a la carrera 91 No. 65 C-95, Robledo La Pola. A la entrada un aviso Salsipuedes con letra legible y otro sobre baldosines con letra de imprenta. Ya, al frente de la casa, por fin se cumplía esa posibilidad de conocerla, de merodear el espacio de un gran escultor que, además, fue restaurador de pianos, vitralista, saxofonista, dirigió su orquesta de jazz, Ritmos. Uno de sus aportes como decorador, aun es visible en el Teatro Lido.
La casa enclavada en medio de diversas urbanizaciones que han ido mordiendo el espacio de la finca, aun así, desde la entrada, veo el camino que conduce a la casa, a esa mítica residencia que hace años quería visitar. Mejor, hay dos caminos, uno para los autos, y otro con escalas de piedra para los caminantes, ambos se pueden transitar en corto tiempo, y para llegar a ese destino que siempre me ha inquietado. Por el camino, ya cerca en la planicie de la casa, paralelo casi al corredor, en la entrada, el jardín combinado con las escultura donde se respira un Medellín apaciguado, y ahí mismo una balaustrada con el homenaje que siempre quiso realizarle Marín Vieco a sus artistas preferidos, los grandes rostros sirven como preámbulo: José María Córdoba, Jorge Artel, Beethoven, Gonzalo Arango, Fernando González, Gaspar de Rodas, Carlos Vieco, Lucho Bermúdez, Simón Bolívar, Marco Fidel Suarez, y Porfirio, así como los cristos, las diversas versiones de cristos, unos cincuenta, alrededor de la casa, como si Marín Vieco quisiera darle, según su instante creativo una versión diferente a ese momento simbólico de la muerte. De ahí cobra ese valor inconmensurable su casa, esa casa que poco a poco fue ideada, modificada por él mismo, ya que al crear su casa como su centro de actividad, donde residen sus esculturas, aun respirara esa primavera creativa, que con el tiempo ha dejado allí su huella en cada una de esas esculturas que lo emplazan, que lo nombran.
Aquí, por este jardín, por estos pasillos, en este interior, residió Marín Vieco, por aquí el aroma del tabaco de su pipa lo acompañó mientras ideaba lo que serían sus obras, la persistencia en inspirarse, para que sus manos ablandaran el barro con sus primeras ideas para que esos modelos luego se cristalizaran en alguna de sus esculturas.
Pero si hay pocas notas escritas `por él mismo, sobre su proceso creativo, sobre como inicia una escultura y a partir de un boceto, que luego al barro como una maqueta posible hasta verla erigida, en algún lugar ya definitivo, también es posible realizar una lectura sobre sus intenciones, sobre esa visión espiritual que él poseía. Su afición por representar los diversos cristos nos dan la medida de su espiritualidad, al quererse explicar, desde diversas concepciones propias, un evento que posee la exegesis desde siglo, como si él quisiera explicarse una muerte tan representativa, tan llena de significación, pero esa espiritualidad, es aún más notoria en los diversos San Franciscos, aquel que otorgó un carácter más humano y de más poesía, llevando a la práctica misma sus intenciones de trascender con humildad y decoro. Asimismo es posible encontrar sus huellas en la dimensión que les otorga a sus diversos Quijotes, aquel caballero que por la Mancha no sabe hacia dónde cabalga como si el escultor reflejara en él, la locura, el viaje por campos llenos de retos y endriagos, pero también en la búsqueda de la vida que se abre con sus horizontes que cada vez se alejan como una utopía. Su cercanía al concepto de los chibchas a expresarlos inmersos en sí mismos, con sus rostros llenos de silencio. Es como si él mismo buscara nada menos que traer ese mundo destruido para sintonizarlo con un presente lleno de olvidos, lleno de caminos, sin un origen que se enlace son un pasado memorable. Y aun en esa inferencia él les realiza este homenaje, el concepto de un país que reniega de su origen que no se entrelaza con lo que en realidad ha sido. Ahora miro la estructura de Hombre en busca de paz,o Resurrección, hay tanto de inconmensurable en ese gesto del hombre que recibe el viento, que parece remontarlo a las alturas, desnudo, sin equipaje, que podría tratarse de un Cristo sin cruz adherido a un circulo. En esas diversas aristas es posible juntar sus significaciones y saber que Marín Vieco ahí se expresa, en esa infinitud, inscrita en su misma obra. Me recuerda este poema de Barba Jacob: yo fuerte yo exaltado, yo anhelante.
Hay una foto donde Marín Vieco esculpe la cara del Hombre en busca de paz, viste delantal blanco y sombrero, aun está en yeso y ya se prepara para vaciarla, hay otra donde el escultor se halla recostado a los pies de lo que será un monumento y saber cómo desde allí se elabora ese modelo.
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Jorge Alberto Marín |
Sí, por aquí en el interior de este espacio, de esta casa, conversaron en encuentros posibles varios artistas ya consolidados. El más mencionado es Lucho Bermúdez con su esposa Matilde Días. Ellos, con su orquesta, habían llegado a Medellín por segunda vez en marzo del 1948, contratados por el Club Unión para la inauguración del Salón Dorado. La Orquesta de Bermúdez estaba conformada por el pianista Gerardo Sansón, Gabriel Uribe, Luis Uribe Bueno, Alex Tobar, entre otros músicos, también dos clarinetistas y saxofonistas; el negro Jack, baterista peruano; el vocalista Bobby Ruiz su intérprete estrella, pero muchos de ellos no vinieron a Medellín.
Ya en Medellín, Lucho Bermúdez y Matilde Díaz, eran asiduos visitantes en Salsipuedes, incluso vivieron allí durante unos meses. Bermúdez había conocido a Jorge Marín Vieco, músico y escultor, un año antes en Bogotá. El nombre de Salsipuedes se debe a que una noche de 1949, Marín Vieco invitó a diversos amigos a un baile para inaugurar el mural que su amigo Horacio Longas pintó en la sala de su casa. Esa noche de fiesta subieron allá, a Robledo, unas doscientas personas, pero a la salida, la lluvia anegó de pantano las carreteras destapadas, dificultó el regreso, a los invitados y a los pegajosos. Lucho, sin lucha aseveró, 'sal si pue'.
De la Orquesta de Lucho Bermúdez fueron asiduos visitantes a Salsipuedes, algunos de sus músicos. Uno de ellos, el contrabajista Luis Uribe Bueno, quien allí compuso uno de sus temas El Cucarrón, incluso Uribe Bueno sería más tarde director artístico y musical de Sonolux y se quedaría viviendo en Medellín, donde realizaría una gran actividad musical en algunos campos. También en diversas fotos es posible ver a Gabriel Uribe, clarinetista, flautista y saxofonista, que también se quedaría viviendo en Medellín, y además, pertenecería a la Orquesta de Sonolux, en la Orquesta de la Voz de Antioquia, y más tarde a la Banda Departamental y a la Orquesta Sinfónica de Antioquia. Gabriel Uribe le inculcaría su talento a su hija, la pianista Blanca Uribe, quien desde niña lo acompañaba a Salsipuedes, donde ella ejecutaba al piano algunas composiciones clásicas. Por supuesto que Gerardo Sansón, pianista, que no era judío sino un moreno fornido también asistiría con ellos a Salsipuedes.
Una noche de 1948, memorable por la fiesta, más tarde por el nombre dado a la finca no ha opacada el motivo central, la inauguración de un mural, una témpera, con un motivo muy de su autor, un baile típico, realizado por Horacio Longas. Longas, arquitecto diseñador del Club de Campestre, también fue dibujante pero sería más reconocido por su talento como acuarelista. Por supuesto Horacio Longas, era uno de los grandes amigos de Marín Vieco y uno de los contertulios en Salsipuedes donde aun su mural es el testimonio de un gran amigo que le ha dejado a otro artista un gran presente.
También en algunas fotografías es posible ver a Jorge Artel, su nombre verdadero era Agapito de Arco, que había escrito en 1941 un libro de poesía Tambores en la noche, donde exalta a las negritudes, de profesión abogado litigante, también había sido traductor en la ONU. Él ha dejado su huella en un poema escrito en la pared de su puño y letra, “Cuando me vaya no sabré si un poco de esta casa se va en mi toda dentro de mi corazón o si es un pedazo de mi corazón lo que se queda en esta casa”. Artel, que ya no era Agapito, pero si un viajero y un bohemio, viviría muchos años en Medellín, sería columnista de El Colombiano, e Inspector de policía en Santa Elena. A él lo acompañaría a Salsipuedes, Estercita Forero, la gran compositora Barranquillera, durante su romance, incluso por La Habana, donde él olvidaría su efervescencia por las negritudes y sufriría el desprecio de Nicolás Guillén. En 1949 ella, como cantante, se había presentado en Medellín en el Edén Country Club. Estercita Forero, más tarde, debido a lo excelso de sus composiciones, sería considerada la Novia de Barranquilla.
También llegó asistir a Salsipuedes Argemiro Gómez, un ceramista, que fue alumno de Marín Vieco, que además era un gran bailarín, y luego profesor en el Instituto de Artes Plásticas. Él había estudiado cerámica en Italia con grandes maestros de este arte. En sus clases hacía mucho hincapié en lo precolombino, pero aquí en la ciudad no encontró un medio que acogiera su arte, ya que pensaban que trabajar en la cerámica era solo para mujeres y quien lo practicara era un gay de pura sangre. Argemiro, de tal manera decidió irse a vivir a Nueva York donde vivió la feroz competencia en ese arte, luego en Chicago, insatisfecho de su creación, destruyó obras valiosas de su autoría.
En una de esas fotografías, de las pocas que hay y por lo tanto más valiosas, están ellos, Jorge Marín Vieco, Lucho Bermúdez, Jorge Artel, Matilde Díaz algunos músicos de su orquesta, tomando cerveza y comiendo al aire libre, detrás, una de las tapias de la casa, convirtiendo esa fotografía en un documento, que vence el paso del tiempo y que nos regresa a esas fiestas, a esa bohemia allá en Robledo, tan alejado de Medellín, y, sobre todo, en ese oasis, en esa casa apasionada. Más tarde a Marín Vieco, en su ausencia lo para acompañarán sus amigos, en los rostros esculpidos por Jorge Alberto, su hijo, y el artista Julio Maldonado. Marín Vieco no quería que su memoria se perdiera ya que en sus jardines y en el interior de su casa persiste la presencia de ellos, ya fuera en una nota, en un poema, en una pintura, o en su presencia transfigurada en algún otro objeto.
También esa galería de visitantes sigue con Manolete, con Fernando González, con León de Greiff, con Alejandro Obregón, con Enrique Grau, con Pablo Neruda, con Jorge Robledo Ortiz, con el dramaturgo Campitos. Talentoso y mordaz con los políticos había compuesto un sainete, Llegaron los parientes de Medellín, que fue todo un suceso, incluso, aquí en la ciudad le entregarían en pergamino un reconocimiento de parte de los periodistas y de algunos artistas en 1950.
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Doña Jenine y Juliana |
Muchos años más tarde, en 1968, a pedido del odontólogo y artista Antonio Osorio Díaz, Gonzalo Arango, como motonauta, junto a él, recalarían en Salsipuedes. A Ambos, Marín Vieco y a Arango, los uniría cierto éxtasis por lo espiritual, visible en las obras del escultor y, aun más en Arango que, en secreto se creía un pontífice. El nadaísta diría de Salsipuedes, en un carta de 1969 a Jorge Marín Vieco: “Bueno, aquí me tienes por tu “culpa”, desolado y con una nostalgia inmensa de amistad, de tu casa tan cerca del cielo, ese corredor asomado a la ciudad que titila. Amotinado de flores, esos geranios en que la vida proclama su belleza efímera, su secreta voluntad de perfección, y en la dulzura de esos aromas una ilusión desesperada de Dios”.
Es más, esa presencia es notoria en uno de los libros sobre el nadaísta, Gonzalo Arango, pensamiento vivo, de Juan Carlos Vélez. En este texto se combinan doce fotografías de Arango junto a la presencia de Jorge Marín Vieco con algunas de sus esculturas en las que priman sus cristos. Gonzalo escribiría un bello poema, Los cristos de Salsipuedes, donde deja presente ese carácter y esa bonhomía de Marín Vieco, así como de Salsipuedes. Es más Marín Vieco le regalaría una talla de un Cristo al nadaísta.
Sí, sobre la casa inicial de tapia y sencilla, solitaria e idílica, en medio de la montaña, Jorge Marín Vieco buscaba la tranquilidad para sus reflexiones y, además, mucho más tarde para desarrollar su arte, la escultura, además poco a poco la fue modificando él mismo, agregándole arcos, así como otros espacios para que esta casa se convirtiera en el espacio propicio para sus creaciones, es decir, la fue construyendo a su imagen y semejanza, así como cuando desde el barro él moldea alguna de sus figuras. De ahí el patio con sus esculturas, los cristos en las paredes. De ahí la sensación que siento al entrar, al caminarla, al mirar la sala, el comedor, los espaciosos salones, las fotografías, las pequeñas esculturas, los pianos, sus grandes esculturas. Aquí Marín Vieco ha dejado su obra de arte: esa casa, su casa, encalada con paredes blancas, y ese jardín donde alguna vez el perfume de unas mil quinientas matas de rosas recibió a los visitantes, junto a las doscientas matas de orquídeas. Pero sobre todo, sorprende la presencia de sus esculturas, y algo precioso, la prolongación de las tertulias de artistas donde se respira ese ambiente de otra Medellín.
Al caer la tarde, luego de una grata conversación, en el segundo piso, en un espacioso salón, Juliana, hija de Jorge Alberto, relata un cuento y ya, casi a oscuras, Jorge Alberto, su hijo, toca para los visitantes unas piezas de Carlos Vieco. Entonces caemos en cuenta que la noche cierne su tela sobre la ciudad ya no lejana sino que bordea este preciado lugar y ya es hora de irnos, así ocurre con los visitantes, pero algo es cierto, hemos obtenido respuesta a esa pregunta lejana sobre Salsipuedes, y hemos conocido aún más a Medellín.
Solo restan estas reflexiones de Jorge Marín Vieco, escritas para Jorge Alberto, su hijo, el 6 de enero de 1974:
"Empezaré a vivir nuevamente el día en que pueda; ofrecerte algo positivo, como 1 sea que me realice como escultor con una obra abundante; y fuerte (-.). A mi me cogió ventaja la vida y los elogios que “a veces recibo por mis obras'" los escucho con sensación de no merecerlos (_.). Si juntara toda mi vida me hago creer que la he dedicado por entero a la escultura pero la verdad es que si sumo el tiempo trabajado no son más de diez años dedicados a este oficio que aunque lo amo, también con frecuencia rechazo ¡intensamente. Ha faltado dinero, es cierto. 1 pero cuántas veces me sentí tentado a encerrarme en una cabaña a crear, dejando todo el mundo atrás y no lo hice... A hora se me está acabando la vida y mi obra es inconclusa. Mi ’' sueño de llenar a Salsipuedes de muñecos" te va a tocar a ti realizarlo. Tú vas a ganar más dinero que yo y vas a saber administrarlo- Vas a tener con qué pagar las fundiciones y los materiales que yo no pude. Tuve el orgullo de nunca buscar trabajo o contratos. Sin excepción siempre me buscaron en mi escondite de Salsipuedes pero ahora me pregunto si no tendría razón Rodrigo Arenas a quien tanto critiqué por coger su Volkswagen de oficina en oficina para buscar oportunidades. No tengo el temperamento de vendedor y de pronto tienen razón los que dicen que es necesario".
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Bibliografía:
-Santamaría Margarita Inés, Un sueño se cumple en Salsipuedes, El Colombiano, Medellín, junio 13 de 1999.
-Ángel Félix. Que sucedió con la cerámica artística en Medellín. El Mundo, Medellín, enero 26 de 2017.
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Pianos en Salsipuedes |
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UNA OPOSICIÓN DE CLICHÉ / Darío Ruiz Gómez
UNA OPOSICIÓN DE CLICHÉ
Darío Ruiz Gómez
Fácilmente cualquier grupo o Partido político puede perder la cordura y caer inevitablemente en la caricatura de sí mismo tal como ha sucedido en Colombia con los llamados Partidos tradicionales, con la izquierda estalinista. La cordura señala siempre la permanencia de la racionalidad en las propuestas políticas ante el desorden y el caos imperante o como debería suceder en nuestra actual situación, frente al vacío que se ha abierto ante el ripio de todas esas retóricas bajo las cuales se ha disimulado la relajación de unas costumbres y de un léxico político convertidos hoy en mera fraseología electorera. El Liberalismo, lo sabemos desde Stuart Mill hasta Isaiah Berlin o Rawls no se explica sin la carga crítica que lo ha alentado históricamente a oponerse a todos los totalitarismos o sea a la falta de cordura en el ejercicio de la política. Nadie ha sufrido en la historia tanta persecución como el defensor de las libertades que se opone a la falacia - que tanto seduce a los débiles mentales - de que es más importante el pan que la libertad. Con lo cual queda al descubierto otra característica de quienes atentan contra la cordura: volverse ciegos, mudos ante el sufrimiento humano optando por la boba fraseología simplificadora de reducir las causas de la violencia a “enfrentamiento de narrativas”, de que “Duque no ama la paz negociada porque no le permite sacar adelante la narrativa de victoria” reduciendo pues la necesidad del discurso de la Oposición, a meras denuncias puntuales, sin contar con un proyecto político coherente para el país. Ser liberal significa creer en la necesidad permanente de construir democracia lo que, paradójicamente, equivalió durante los sombríos años de la tiranía reciente, a ser parte de una minoría silenciosa, por que pedir cordura a quienes debieron mantenerla en defensa de los valores de la República, supuso ser anematizado por el supuesto delito de considerar que la conquista de la paz no se consigue arrodillándose ante el enemigo, estratagema a la cual se prestaron los arribistas y los chaqueteros, esos que callaron ante la tragedia de Venezuela y ahora aparecen como los oportunistas denunciadores de Maduro. La “explicación” - y no la abierta condena - de un crimen, lo que busca es la neutralización moral de esta infamia. Como señaló Arcadi Espada, entrevistar a un asesino supone preguntarle por los crímenes que ha cometido y no reducir la conversación a anécdotas banales. ¿No vieron en t.v la amañada entrevista en la Habana con Pablo Beltrán en la cual nunca se le preguntó por el asesinato de 21 adolescentes , ya que lo que está en movimiento – triste complicidad la de algunos jerarcas católicos- es el intento de que la justicie olvide la oscura violencia contra la ciudadanía por parte de este grupo de malhechores? Si acepto el terrorismo niego la existencia del Otro, si acepto la matanza como argumento para reanudar unas “conversaciones” acepto entonces que el terrorismo está por encima de la justicia y el verdugo por encima del juez. El gobierno español se negó siempre a dialogar con la ETA y ésta terminó por aceptar que debía renunciar a la lucha armada. Mediante el severo castigo a estos criminales se le puso límites al terrorismo. Dialogar supone implícitamente el reconocimiento de un interlocutor, y, un asesino, un terrorista nunca pueden ser considerados como interlocutores de la ley y la justicia. Difamación, complots de apartamentos de soltero, babosos twiter, constituyen la brutal reacción de gropúsculos de conspiradores que carecen de la calidad intelectual necesaria para construir los argumentos que deberían brotar de un conocimiento y un amor hacia el país que todos debemos sacar adelante. PD. La corrupción en el caso de Hidroituango la puso de presente el nombramiento de una burocracia ineficaz e ignorante.
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SOBRE LAS RÉMORAS / Darío Ruiz Gómez
SOBRE LAS RÉMORAS
Darío Ruiz Gómez
Las redes sociales han ido depauperando el lenguaje, aniquilando la riqueza de nuestra lengua hasta colocarnos en el terreno donde ya es casi imposible definir lo que es intangible. De pronto recordé la palabra rémora y las connotaciones que de ella se desprendían al indicarnos el alcance de una actitud fincada en el incalificable hecho de convertirse en un peso muerto en una sociedad. Las rémoras que en la vida de una nación se convierten en el obstáculo para que cualquier proyecto tenga una feliz culminación, socavando con su negatividad las posibilidades de todo intento de renovación política. Las rémoras del colegio torpedeaban con su indolencia la nobleza de los objetivos del conocimiento, las rémoras que enquistadas en la estructura burocrática del Estado impiden que los proyectos de un gobierno tengan el debido proceso. La rémora es un pez que vive de las sobras de los otros peces, sin hacer esfuerzo alguno. El “vivo” o el avivato (a) es la rémora que actúa desde las sombras convertido en comodín al uso de los distintos grupos en una democracia enfocada, con su concepto de mayorías, como un problema de estadística, como recuerda Borges, y no de pensamiento social. En medio de este clima equívoco la rémora sacará partido a su mediocridad y como nunca ha discrepado con nadie, pasa de arrastre de gobierno en gobierno, de directorio político en directorio político sin que nada le pase. ¿Qué le ha aportado al país el Dr Fernández de Soto?¿Su exquisito trato diplomático en reuniones de alto turmequé? ¿Qué le ha aportado al país Maria Emma Mejía? Pero ahí, imperturbables, pasan de uno a otro alto puesto. Y si examinamos Concejos, Asambleas, nos asombraremos al descubrir que orondos ediles o diputadas han estado repantigados durante veinte años sin aportar nada en tanto que sus bienes pecuniarios han aumentado desproporcionadamente mientras pueblos y ciudades han ido profundizando su problemática hasta reventar en manos de especuladores y corruptos.
¿No es este abrumador peso muerto, de vivos y vivas amparados por la burocracia de los llamados partidos políticos , degradados ad infinitum por la mermelada santista, el mayor obstáculo para que pensemos en un nuevo país? Los mayores y más fervientes defensores del oficialismo santista fueron los sublimes nombres de Efraín Cepeda y Hernán Andrade arquetipos de la rémora. Pero la rémora no alude solamente a los politiqueros de derecha, a esos representantes que nunca levantaron la voz en una sesión para proponer algo y continúan trabajando para sus caciques sino que es la misma izquierda – derrotada por su incapacidad de repensarse- la que en la “postguerra” debe abocarse a sus propias rémoras instaladas en la burocracia donde han terminado por aburguesarse vergonzosamente. ¿Qué aporte sobre el país le debemos a Iván Cepeda, a Aída Avello, a Carlos Romero, a Kalmanovitz, a Claudia López, a Sanguino? ¿Quiénes son los Verdes y porqué su silencio ante los gravísimos atentados del ELN al medio ambiente? Cuando el discurso político se reduce a repetir slógans ya desacreditados se termina por caer en esa tautología donde cada cual cree que habla a los demás cuando en realidad sólo están emitiendo vacío. Reducir hoy lo que fue su supuesto proyecto revolucionario a una andanada de simples denuncias sobre problemas puntuales , únicamente conduce a acelerar su esterilidad mental, a disfrazar su fracaso con el tic de una demagogia inane y a ser parte, tal como hoy lo son, de la inercia general de nuestra vida política donde se confunden desfachatez y arribismo social. P.D Al reducirse el lenguaje crece la estupidez.
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ANTONIO MACHADO: ELOGIO DEL MAESTRO / Darío Ruiz Gómez
ANTONIO MACHADO: ELOGIO DEL MAESTRO
Darío Ruiz Gómez
Juan de Mairena el heterónimo de Antonio Machado reconoce que uno de sus alumnos está “especializado en la función de oír” Aquel a quien un día al preguntarle su nombre contesta. “Joaquín García, oyente” Ante lo cual Mairena aclara: “Es cierto que no distingo entre alumnos oficiales y libres, matriculados y no matriculados; cierto es también que en esta clase, sin tarima para el profesor ni cátedra propiamente dicha – Mairena no solía sentarse o lo hacía sobre la mesa -, todos dialogamos a la manera socrática; que muchas veces charlamos como buenos amigos, y hasta alguna vez discutimos acaloradamente. Todo esto está muy bien. Conviene, sin embargo, que alguien escuche. Continúe usted, señor García cultivando esa especialidad” Escuchar es poner atención a lo que no sabemos. La tarea del maestro era para Mairena este saber escuchar a medida que se adentra con infinito amor en la humillada tierra de España. “Mairena hacía advertencias demasiado elementales a sus alumnos. No olvidemos que éstos eran muy jóvenes, casi niños, apenas bachilleres, que Mairena colocaba en el primer banco de su clase a los más torpes, y casi siempre se dirigía a ellos” El pueblo no es una abstracción al uso retórico de demagogos sino la dura infancia de la verdad. En el niño que escucha están las preguntas. Maestro es quien se abre a los ojos de la párvula que escucha desde el fondo de las agonías y se hace solidario de éstas. Porque el maestro que fue Machado es aquel que busca descifrar el alfabeto inicial de sus alumnos para así establecer el diálogo. Machado sabe que su pedagogía debe partir de este intercambio de experiencias, las auroras de las tierras sembradas, los espacios de vida anteriores a la gramática, la perplejidad de toda inocencia preservada y la experiencia del dolor que él, como adulto, lleva en sí, ilusiones fieramente guardadas, y las estrategias que un espíritu libre ha desarrollado para defender las necesarias herencias del espíritu, el legado de los grandes maestros que reclaman un diálogo socrático maestro-alumno sobre temas eternos como la verdad y la mentira, la caducidad y la eternidad y sobre aquello que periódicamente ha llevado a España a entregarse –como hoy lo hace - al cainismo, a la deslealtad, a la anarquía: la libertad como tarea de emancipación frente al fatalismo de los populismos . Por esta razón la libertad es una premisa de la política y confundir la educación, que debe ser el permanente espacio del diálogo, con el adoctrinamiento político, equivale moralmente a la violación mental de un párvulo, a la pérdida de su inocencia a manos de torcidos personajes disfrazados de maestros. Machado se refería a la juventud y con ésta establecía el diálogo buscando encontrar a través de sus voces la España que la política había traicionado.
Hemos visto en Colombia el ejemplo del joven capaz de recorrer en canoa siete horas para dar clase a un grupo de niños en medio de la selva, hemos visto a maestras capaces de hacer largos recorridos a pié para dar clase a un grupo de niñas campesinas, vemos niños que diariamente realizan peligrosos recorridos para ir a la escuela, el amor a la enseñanza, el respeto a los principios éticos de la educación establecen en Colombia el contraste radical con esa parodia de supuestos educadores que nunca dieron una clase y aspiran a “tener un país como Cuba o Nicaragua”. Destruir la noble imaginación de un niño con atroces consignas “revolucionarias” es equivalente al delito de lesa humanidad que supone el reclutamiento de niños para la guerra. P.D Hace 80 años murió Machado en Colliure después de cruzar la frontera junto al derrotado pueblo republicano. Como ha dicho Ian Gibson todavía España no está preparada para recibir sus restos.
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PAYASITO GUTIÉRREZ / JAIRO OSORIO
PAYASITO GUTIÉRREZ
JAIRO OSORIO
Loor al desatino de los antioqueños
La implosión del edificio Mónaco es bufonada paisa. Esconden con pólvora los pecados deleznables de su alma: amoralidad, falsía y mal gusto.
Cuando la riqueza del capo sirvió, en sus aposentos la dirigencia local negociaba el salvamento de sus ranchos viejos y heredades. Pedían préstamos. Vendían chécheres. Rogaban favores. Ahora estorba ese vestigio que les recuerda la deuda de las migajas.
Con el mismo pretexto con que se piensa expiar la culpa colectiva, tendríamos que bombardear los miles de bienes incautados por la Sociedad de Activos Especiales del gobierno; oratorios y construcciones de la Comuna 14, inyectados con dineros ilícitos; demoler la Catedral de la ciudad (allí también la plata del narco fue limosna); la basílica de María Auxiliadora de Sabaneta, la gruta de la Rosa Mística del Aguacatal, qué pesar… la ciudad entera, porque la villita es hábitat natural de la transgresión. Yo conozco: El terrero sur del campus de la universidad prestante de Medellín, donde empresas locales sufragaron luego laboratorios de investigación, fue propiedad del Clan Cifuentes. El solar era un vivero que servía de trastienda a las labores clandestinas de la banda, como los hangares del Olaya. A Milton y sus hermanos compró la Universidad, después de mucho ruego directivo. ¿La cañoneamos?
La mojiganga urde la especulación inmobiliaria: frente a las ruinas de lo vengado ya un notable proyecta torre de lujo en el lote de la pizzería del barrio. La hipocresía se alimenta con palabras del chocarrero. No somos los mejores; por eso dinamitan las evidencias que dicen lo contrario. Lo que pudo ser Museo de Historia y Galería del Crimen (infraestructura cultural, gesta común, renta turística), ahora será meadero de perros. Qué asco ese olor a estiércol de mascotas. Los ricos no necesitamos más parques, nos bastamos con el Club Campestre y nuestras fincas en Llanogrande. La moda de los “jardines” es suelo fértil para corruptos y dirigencia nada ingeniosos. ¡Cómo engañan los guasones! Y ofenden. Nos creen brutos, como sus caletres.
Federico termina lo que tanto desearon los hermanos Rodríguez Orejuela: volar la joya de Pablo. Hace el favor, y gratis. Continúan así los funcionarios oficiales trabajando para las pandillas criminales. Me informan que don Gilberto y don Miguel celebrarán el viernes 22 en las celdas de los complejos correccionales de Butner y Edgefield, Carolina del Norte, mientras el zoquete lisonjea a su prensa, este jueves 21, con un almuerzo en el Hotel Intercontinental de Medellín. Extravagante. Nada más mafioso que un condumio en el Inter.
Quico debería aprovechar la promoción dos por uno: demoler esa otra vergüenza de la raza, la biblioteca España. (Qué pena con el Rey. Montaron escenografía de cartón para que bendijera la burla y, apenas hizo mutis por el foro, se cayó la estantería). Cómo somos de farsardos.
¡Vana la gloria del embustero!
Medellín, jueves 21 de febrero de 2019
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LA VERDAD Y LA HISTORIA / Darío Ruiz Gómez
LA VERDAD Y LA HISTORIA
Darío Ruiz Gómez
Debe acudir a la JEP, dice el padre de Roux, aludiendo a un personaje, para que sepamos la verdad histórica. Ya que lo que al parecer busca la Comisión de la Verdad no es la verdad humana sino “la verdad histórica” Y es en este punto donde el padre de Roux se mete en un lío de conceptos muy profundos y que hasta lo que yo sé no ha sabido aclarar hasta ahora ningún historiador colombiano pues la inmensa mayoría de estos(as) siguen considerando que solamente es histórico aquello que ya pasó el filtro de los años, demostrando su condena o su absolución. Es la tonta frase de Fidel Castro al confiar en que “la Historia me absolverá” ante la enumeración de sus crímenes, la destrucción de la esperanza de los pobres y los oprimidos. Para Castro como para el leninismo la verdadera Historia debería estar comenzando una vez fueran “destruidas la sociedad y la Historia burguesa”. Pero eso no fue así y el estropicio que los barbudos hicieron fue terrible y hoy Castro es simplemente un criminal más de la Historia. ¿A nombre de qué las FARC y el ELN salieron a matar gente invocando para ello la construcción de una “nueva Historia” luego de redimir las masas oprimidas? ¿Cuáles son sus historiadores encargados de escribirla? En sus extensos territorios sólo imperó el abuso, el narcotráfico, la destrucción ambiental y no la redención social ni el reconocimiento de las culturas indígenas o afrodescendientes. El concepto de la Historia de San Agustín es a partir de la presencia del cristianismo y antes que él Heródoto en Grecia escribió su Historia pero es Hegel quien va a definir -a partir del desastre que suponen las guerras napoleónicas y sus veinte millones de muertos- la Historia Moderna como “el reino de la infelicidad”. ¿Sabían acaso por qué luchaban los miles y miles de campesinos que fueron reclutados a la fuerza durante nuestras bárbaras guerras civiles? Iremos descubriendo los desplazamientos de poblaciones enteras, de fusilamientos para “mantener la moral revolucionaria” y otras bajezas que, paradójicamente, son verdades históricas incontrovertibles. Para el leninismo la Historia es el conflicto de la lucha de clases, un tópico mandado a recoger pues el neoliberalismo ha destruido los conceptos de trabajo y de trabajador. Hablo pues de diferentes conceptos sobre la Historia: de la que se atiene a la verdad dogmática del leninismo para el cual no hay individuos sino hechos y de la historia con minúsculas que escriben quienes inciden en la heroica resistencia de las gentes anónimas frente a una violencia abstracta. Yo me la juego por la verdad de esa madre que descubre que su hija fue fusilada por Karina, y no por las “verdades materialistas” detrás de las cuales se han amparado los victimarios, recordando además que la utilización de la mentira, continúa siendo parte fundamental de las estrategias leninistas en los períodos de paz.
Lo que estoy haciendo son cuestionamientos fundamentados desde disciplinas que han hecho de la pregunta, la pedagogía s para acercarse sin manipulación alguna a una verdad que estará siempre de parte de las víctimas de la Historia y no de parte de quienes, pretendiendo mediante el terror “cambiar” la Historia, han terminado por convertirse en cómplices de lo peor. “La Historia, ha dicho Ortega y Gasset, no prevé el futuro, sino que tiene que aprender a evitar lo que no hay que hacer “
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LA IZQUIERDA VERGONZANTE / Darío Ruiz Gómez
LA IZQUIERDA VERGONZANTE
Darío Ruiz Gómez
Durante la última década he sido víctima del llamado fascismo de izquierda instaurado en las universidades y en círculos intelectuales que asumieron frenéticamente su radicalismo instaurando tribunales políticos en las sombras donde quien llegaba a ser considerado como enemigo era condenado de inmediato al ostracismo. No olvidemos que el origen social de estos grupúsculos provenía de las nuevas clases medias urbanas y de las clases populares y que al dar el salto al vacío, olvidando la lealtad a su origen social, mataron sus valores de referencia y los sustituyeron por caricaturescos íconos “revolucionarios”. Este fue el tema de ciertos films de Godard, de Bertolucchi al analizar a una juventud que de la rebeldía se precipitó en el totalitarismo rehuyendo hacer el análisis crítico de las situaciones que vivieron, lo que les permitió regresar cómodamente, una vez cumplido su período de justificación de una violencia anárquica, de negación del pensamiento crítico, a una vida vacía y llena de resentimiento. Si se llegó a identificar juventud con un impulso renovador hacia la verdad, aquí sucedió lo contrario y del odio solamente pudo emerger la monstruosidad del mediocre, ese insultante vacío productivo en el pensamiento y la ciencia que nos caracteriza. Desde una reacción emocional no puede darse lo más importante en cualquier movimiento político o sea la necesidad de una permanente autocrítica para no caer en el dogmatismo. Maoísmos, leninismos, convirtieron al militante en un fanático dedicado a perseguir enemigos imaginarios. En Colombia la crisis histórica que llevó en Europa a que desaparecieran por consunción los Partidos Comunistas aparentemente no se produjo, ya que el antiguo PCC se mutó en las FARC para preservar su aliento leninista y para convertir en idiotas útiles a los intelectuales ingenuos tal como recientemente sucedió con los llamados intelectuales santistas. Recomiendo vivamente el último texto de Félix Ovejero el importante pensador español, “La deriva reaccionaria de la izquierda”, extensa y profunda revisión sobre las teorías socialistas vigentes en el último siglo y sobre el proceso hacia el fracaso de una izquierda que, despojada de los valores que llegó a concederles la lucha por la emancipación social, las llevó a hundirse en la deriva del populismo peronista, chavista, petrista, al carecer de verdaderos argumentos nacidos de la realidad de las nuevas clases trabajadoras, de la aculturación de los grupos étnicos, de la reivindicación de las mujeres y los niños, pero sobre todo de su incapacidad para condenar un pasado dominado por el crimen político. Después de ufanarse de una supuesta superioridad moral, de su sobradez intelectual, de gozar de todas las prebendas de la prensa “progre” ¿Cuál va a ser entonces el relato de esta “izquierda” en el momento en que las FARC ya han admitido que llegaron a secuestrar a diez mil personas, en que admiten el reclutamiento de miles de niños? ¿Van a seguir en el vacío ideológico es decir sin un discurso propio sobre la inequidad? Cuando denuncié quince años atrás estas iniquidades fue cuando estos pijos intelectuales me crucificaron para siempre y era “progre” todo el mundo, filósofos de cátedra, casposos intelectuales, monjas y sacerdotes, escritores(as) de éxito, famosas periodistas lo que ahondó la dimensión de un extravagante conformismo político disfrazado de moda social y cuyos efectos han sido devastadores en la calidad de la educación superior, de la cultura, en la ausencia de esa madurez política sin la cual es imposible pensar en la racionalidad de un diálogo sobre la suerte de un país que, hay que decirlo, nunca llegaron a conocer.
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Marcha de Profesores / Medellín / Feb/ 2019
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POLÍTICA Y TESTIMONIO PERSONAL / Darío Ruiz Gómez
POLÍTICA Y TESTIMONIO PERSONAL
Darío Ruiz Gómez
“Sin remedio” la novela de Antonio Caballero tuvo desde el momento de su aparición esa estólida aclamación que no concede el verdadero lector sino los fans políticos que la convirtieron en el ícono de la progresía bogotana, mezcla de nadaísmo tardío y de disfraz para sus rumbas. Recordemos que esos desmanes existenciales fueron los que dejaron sin fuelle ideológico al talento de Enrique Santos Calderón modelo de conducta que el protagonista de “Sin remedio” parece seguir inconscientemente. A este nivel de información la novela aún puede leerse enmarcándola claro está en ese contexto de aburridos hijos de papá que algunos novelistas latinoamericanos llevaron a cabo con una mayor calidad literaria. Y que en “Últimas tardes con Teresa” Juan Marsé describió genialmente como la farsa de un grupo de “pijos progre” buscando un “proletario” para acallar su mala conciencia. Con los ojos anegados de las lágrimas que brotan después de vomitar en el inodoro los pijos-progre se preguntan si están ante un dilema o ante un compromiso al cual no podrían responder. Pero no responder a ese dilema es lo propio de un grupo generacional que envejecerá tirando coca y hastío y traicionándose a sí mismos. A través de una experiencia política llevada hasta sus últimas consecuencias como es el incorporarse a la guerrilla en “Soñamos que vendrían por el mar” el testimonio de Juan Diego Mejía sobre un grupo maoísta se convierte en incisivas reflexiones estéticas, políticas que hoy sirven para aclarar lo que supuso esa aventura que tampoco terminó bien. En este sentido de reflexión y análisis crítico Víctor Bustamante escribió una excelente novela “Amábamos tanto la revolución” análisis del ambiente universitario políticamente radicalizado, mezcla de vicio y alcohol en el bostezo de vidas abocadas a hundirse en la lumpenización. En “Luisa vuelve y baila” novela no ficción –recuérdese al respecto a Emmanuel Carrére- la habilidad narrativa de Rubén Vélez se une a su inteligencia para desmenuzar los hitos de vida de una mujer burguesa destrozada por la polarizada violencia de los años 70, el amargo final de su familia entre ese trasfondo de histérico terrorismo de izquierda que gravita sobre una vida de mujer que no alcanza a escapar de este cerco de estúpidos mesianismos. Preguntas dolorosas y no afirmaciones que justifiquen a los criminales.
Una vez más la ficción demuestra ser más eficaz en la búsqueda de la verdad de los hechos que proyectan los políticos y que afectan el corazón desolado de las gentes, que, las verdades posmodernas fabricadas por los grandes medios de comunicación y por supuesto por esa “literatura” que elogia al criminal a nombre de la Historia y olvida a las víctimas . Lean “La guerra y la paz” de Tolstoy, lean “Vida y destino” de Grossman para que dejen de repetir con cara de cretinos(as) a sueldo ese estribillo sin imaginación de “Sí a la Paz y no a la guerra” , una consigna inventada por Stalin, abstracciones a través de las cuales se pretende desconocer el alcance de la justicia como verdad y como reparación: lo que nunca, seguramente, debió esperar Losada fue encontrarse frente a frente con la valiente mujer que le recordó, como directa testigo, su aberrante condición de violador de niños, acusación frente a la cual el infame respondió que no había venido a escuchar acusaciones sino “planteamiento políticos”, lo cual equivaldría a que el Tribunal de Nuremberg que enjuició al nazismo hubiera eludido la verdadera tarea de la justicia o sea el señalar a los culpables de atrocidades con nombre y apellido para que ni la memoria ni la Historia nunca jamás los olviden.
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Huelga mundial por el clima / Extinction Rebellion / Medellín
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Huelga mundial por el clima / Extinction Rebellion / Medellín
Víctor Bustamante
Bajo una capa de un cielo gris, empozado sobre la ciudad, y en medio de lo que se llama el Parque de las Luces, por supuesto, proyecto inacabado, ya que la totalidad de la iluminación se dejó a medio camino por los altísimos costos. De todas maneras ahí en este sitio que borró de golpe una manera de ser del medellinense, y ahora luce y desluce, por supuesto, cierta asepsia, llena de asperezas como si ese lugar tan gris, y aún más descolorido sirviera precisamente para una refundación de la ciudad, la del caos, pero ahora es un lugar de encuentro para un puñado de personas que reclaman la atención ante el cambio climático, como en este momento ocurre en todo el mundo. Y no es para menos, las multinacionales producen ávidas junto a una publicidad que alienta los egos de los consumidores de chucherías de alta gama, y productos populares de cualquier gama, que precisamente poco a poco acaban con el entorno en que vivimos.
Para frenar, controlar, reglamentar esta avidez de una producción desbocada y de un exceso de consumo aún más desbocado, como norma de vida, existen los estados, pero no olvidemos que las leyes se promulgan precisamente para no cumplirlas; en este aserto no olvidemos que un gobierno lejano, el de Pastrana, padre, dictó en el país el código más severo sobre la preservación de recursos naturales, y precisamente no deja de ser una charada debido a que nada de esto se cumple. No olvidemos que los estados y los políticos, muchos de ellos, dependen de los apoyos económicos que en campaña les otorgan los grupos económicos dominantes y, entonces, para ellos es necesario pasar de agache, callarse. En este circuito vicioso nunca virtuoso con leyes que no se cumplen y políticos que solo les interesa su representatividad y su bolsillo, nunca una causa social de importancia, como la necesidad de entender el deterioro del clima interesa. De ahí que este puñado de personas acudan a decir, a mostrar la necesidad de que se comiencen a ejercitar políticas públicas sobre el medio ambiente y, sobre todo, por preservar el clima. Pero ya sabemos que esa dicotomía de los consumidores de todo, así no valga la pena, no hay manera que se sacien de otra manera sino con todo lo que le haga daño a nuestra casa común, la tierra que esta próxima a colapsar debido a nuestro propio descuido y abuso.
El nuevo romanticismo, la nueva utopía, es pensar, luchar por una tierra digna, un clima cuidado, pero ya sabemos que nadie le hace caso al poder imperial de las multinacionales, ya que si se dictan leyes, es solo para matizar y apaciguar un momento de incertidumbre porque quienes gobiernan son los mismos con sus cerebros descuartizados por el consumo y, además, son representantes de un sistema que solo se interesa producir y producir y saquear y saquear.
Y es cierto, no había un marco más desolado para este evento que estar en medio de un bosque de cemento donde los troncos de las columnas solo sirve para que los pájaros se posen en su remate, sin saber dónde están las ramas, las hojas y los frutos sino que se posan allá en una continua búsqueda de su hábitat que ya ha sido avasallado. A unas cuadras pasa lo que fue el río Medellín, y más arriba calles y cemento, es decir, el paisaje creado para que su majestad el auto pase descontroladamente vomitando sus heces de gas a la atmósfera bajo un sordo cielo, y, por supuesto, las toneladas de dióxido de carbono que le otorgan esa capa gris a la cuidad; ese veneno que no permite que las luces del sol lleguen sino que nos mantengamos en un permanente efecto invernadero.
A las empresas, las multinacionales, las legislaciones como un atrezo de falsas representaciones, se les dio un cheque en blanco, para que nos dieran comodidad, una comodidad, un confort que cada día deteriora y destruye nuestra casa común, la Tierra. Bastan dos titulares hoy en El Colombiano, 15 de las 20 estaciones que monitorean la calidad del aire encendieron las alarmas, y, por esa razón, han cancelado las ciclo vías y los ejercicios al aire libre. Y otro titular añade que el 75 por ciento de la deforestación ocurre en la Amazonía colombiana.
Varios líderes en este campo refieren la desolada manera de no prestar atención a un problema que ya padecemos, Edwin, Roberto, Álvaro, Juan David, Carla, Luisa, Damaris, Patricia, Lucy, Carlos Mario. Así como a unos proyectos valiosos de ciudad que rebasan lo institucional, -pues los concejales, los diputados, los representantes a la cámara y los senadores deben de estar reunidos para subirse las dietas- mientras que BiciAngel, el Grupo Ambiental Poderoso, los representantes del Colegio Soleira, Redajic, Penca de Sábila, Rebelión contra la extinción (solo por nombrar algunos), son exponentes de otro sentir.
Por esa razón las marchas, por esa razón las calles; en ellas se dice lo que en los recintos de concejos, asambleas, cámaras y senados de todo el mundo se negocia, el sentir y el reclamo de las personas.
Por esa razón las marchas, por esa razón las calles; en ellas se dice lo que en los recintos de concejos, asambleas, cámaras y senados de todo el mundo se negocia, el sentir y el reclamo de las personas.
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Laboratorios Uribe Angel Medellín: 73 Destrucción y abandono de su Patrimonio Histórico /
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Laboratorios Uribe Ángel de Horacio Marino Rodríguez
Víctor Bustamante
En la actualidad el edificio se nota burdamente pintado de una manera tan sin imaginación, tan rotunda en su desprecio arquitectónico que da la medida de sus dueños, aquellos comerciantes clásicos de la cacharrería paisa, sin sueños, que han ocultado toda la probidad y elaboración pulcra de este edificio. El amasijo del color crema, porque lo es, al pintarlo ha sido tan tosco y tan ridículo que han ocultado la nobleza del Art Decó con sus líneas como elemento decorativo. El color crema también ha ocultado el friso del último piso y ha dejado de lado, en la misma situación, el ladrillo como elemento decorativo del canal entre los dos torreones que enseñan sus hexágonos de la fachada, donde aún es posible entrever dos losas con dos esculturas donde una persona con su mortero preparan una droga y en el otro una figura, a mano derecha, con una rama como si la recogiera para algún bebedizo. Las otras dos imágenes, esculturas en cemento, del segundo piso han sido cubiertas, revocadas por esta inteligencia bovina. Estas cuatro esculturas son de Bernardo Vieco. Pero también el infausto color crema ha uniformado las vidrieras de cada torreón que, incrustadas, sobresalen en su fachada. Ese cerebro con neuronas al uno por ciento que ordenó “matizar” también las estribaciones de las columnas delgadas, decidió pintarlas con el color rojo oxido para destacarlas como si fuera su máxima creación, y, en realidad, fue su máxima creación pero la del desastre con sus excoriaciones en la fachada porque el edificio entre las demás construcciones, la de los edificios Carré y Vásquez que le sirven de marco en las fotografías lo dejan mal situado casi como un tugurio en pleno centro de Guayaquil. Para colmo al tercer piso le ha sido agregado un cobertizo con improvisadas latas de zinc que lo dejan mal en su aspecto, típico agregado de los badulaques sin reposo y sin entorno, y, así mismo, irrespetan una obra con la firma de HM Rodríguez. Eugenio D’Ors diría que al mirar el estado actual de este edificio nos causaría, alipori, es decir, vergüenza ajena.
En su primer piso funciona el Salón de Billares Aguadas, al lado izquierdo junto a las escalas para el segundo piso el aviso de la Sastrería y pantalones J Aristi, que se pierde en su significación ya que no existe, y en su reemplazo nada menos que un local pequeño para venta de celulares. Alguna vez quería subir al segundo piso cuando entraban mercancías, paquetes, cajas y bultos, seguro para uno de los almacenes de Guayaquil, pero el dependiente con su carreta atestada no me permitió subir las escalas. No, no se puede, dijo, y siguió con su pesaba carga al segundo piso, y con su paranoia en bandolera continúa a los pisos altos habilitados como bodegas.
Laboratorios Uribe Ángel emprendió la tarea de elaborar productos farmacéuticos que antes se importaban, teniendo considerable aceptación en el mercado de medicamentos. Inició operaciones el 10 de noviembre de 1922. Los socios fundadores fueron: Bedout Escobar & Cía., Ismael Correa & Cía., Lalinde Rodríguez & Cía., Nicanor Restrepo R. & Cía., y Restrepo & Peláez, luego se incorporó como socio, Luis Restrepo Mesa, propietario de la Droguería Nacional. El objeto de Laboratorios Uribe Ángel, según su escritura de fundación, era "la preparación y venta de especialidades y productos farmacéuticos en toda la República de Colombia; la introducción de materias primas y maquinarias para la elaboración de ellas; el establecimiento de almacenes o sucursales en todo el país para el expendio de sus artículos y en general cualquier otro negocio lícito que tienda a facilitar sus operaciones".
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Foto de Luisa Vergara |
En uno de los boletines que publicaron, Labor, hay una fotografía donde aparecen sus fundadores de pie: Don Jaime Rodríguez L., Don Jaime Retrepo M., Don Ismael Correa C., Don Alberto Latorre, Don Abelardo Botero G. Sentados: Doctor Enrique Ehrensperger, Don Daniel Peláez, Doctor Alejandro Vásquez B., Don Luis Restrepo M.
Luego, en sucesivas fotografías en cada página, se destacan Delio álzate B., farmaceuta y creador del Vermífugo Imperial, director de Labor, revista de Laboratorios Uribe Ángel, también había sido director del periódico Unión Liberal. Daniel Peláez R., sería el gerente. Enrique Ehrensperger, uno de sus fundadores, y el primer revisor fiscal, era oriundo de Suiza, socio de la Casa E vogt, representante en Colombia de los prestigiosos laboratorios Ciba y, además, llegó a ser profesor de química y metalurgia en la Escuela de Minas. Luego de su regreso a Europa, fue reemplazado como revisor fiscal por el cirujano Alejandro Vásquez B. También el Dr. Joaquín Escovar, químico de la universidad de Valparaíso en Estados Unidos y autor de, Nociones de farmacia para el examen, 1925, quien era profesor de Física en la Universidad de Antioquia y, además, administraba la Farmacia Blanca en Boyacá con Junín y dirigía la revista La Farmacia. Otro personaje fue el Dr. Samuel Arturo Meza y Posada, médico-cirujano de la Universidad de Madrid, del Instituto Médico Farmacéutico de Barcelona, muchos años más tarde en 1949 pertenecería a la Sociedad protectora de animales y publicaría un libro, El Elogio de los animales, también sería el primer presidente del Centro de Historia de Envigado al declinar el escritor Fernando González. Laboratorios Uribe Ángel también publicaría, más tarde un Boletín clínico.
El 5 de diciembre de 1928 varios empresarios decidieron unir sus distintas droguerías para conformar el grupo más poderoso del ramo en Colombia. De ahí nació Droguerías Aliadas en Medellín, compuesta por Droguería Restrepo & Peláez, Antioqueña, Bedout, Central, Medellín y Nacional. A las cuales se sumaron Droguería Nueva York en Bogotá y Droguería San Roque en Barranquilla.
En 1932 cuando Olaya Herrera estuvo de visita en la ciudad, en campaña política, hay una fotografía de Obando que enseña la plenitud de la Plaza de Cisneros atiborrada de personas, incluso sobre los techos de los edificios aledaños, en las ventanas del edificio Carré y aun mas allá en el edificio Uribe Ángel, se ven las personas ahítas por mirar a Olaya Herrera. Ese político de alta estatura pero física.
El nombre de estos laboratorios se debe a un homenaje que estos socios deciden realizarle a una de las personas más prestantes de la ciudad, Manuel Uribe Ángel, médico, político de otra catadura, investigador y escritor de uno de los libros de más peso en Antioquia, ya que aun su geografía, su topografía, trata de abarcar una totalidad: la riqueza de sus municipios, de sus departamentos, y asimismo da una idea de lo que era el estado de Antioquia a mediados de 1800.
En el libro, Medellín en 1932, de Luis F Pérez y Enrique Restrepo Jaramillo, un periodista de nombre armonioso, creo que sea un seudónimo, Alfredo Bonito, asiste con entusiasmo y curiosidad para conocer el funcionamiento de los laboratorios. Ismael Correa, el gerente, le refiere los beneficios de esta empresa para abaratar los costos de sus productos con respecto a los de casa extranjeras así como a la calidad debido al trasporte y al tiempo de demora en su llega de drogas del exterior. También refiere sobre su independencia, habla de su sede en Barranquilla así como de sus distribuidores en Bogotá, Manizales, Cali y Honda.
En este avieso momento de toda su prosperidad, el periodista acompañado por don Ismael tuvo la posibilidad de entrar al interior de los laboratorios, donde don Ismael comenta la gentileza de la Honorable Academia de Medicina que insinúa a sus profesionales medicar sus productos.
Luego sube al segundo piso con el químico alemán, el Dr. Hans Eduard Obergfell, hombre entusiasta, amable, emprendedor que revisa su libro de fórmulas y también piensa dedicarse a la revisión de algunos compuestos de la empresa. Además le habla de los productos del laboratorio: Vitaemulsión, Limolax, Urosalina, Ferrola Arsenical, Ferrol Simple, Antiplasmodio, Kola Granulada, Kitadolor, Sal de Frutas Lúa, pastillas de Melba.
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Foto de Luisa Vergara |
Luego con el gerente y el químico conoce los diversos departamentos donde las diligentes obreras prosiguen su labor.
Ya en 1940, el arquitecto Félix Mejía diseñó y construyó otras instalaciones para Laboratorios Uribe Ángel, en la avenida 33, motivo por el cual esta empresa abandona el edificio de Carabobo con la calle Estrada desde su fundación diez y ocho años atrás.
Una publicidad de Laboratorios Uribe Ángel aparecida en El Colombiano del 26 de octubre de 1940 añade: "Al levantarse o al acostarse, Urosalina normaliza hígado y riñones y mejora la digestión. Laboratorios Uribe Ángel, LUA. Medellín, Barranquilla y Cali". Ésta, la primera industria farmacéutica que se creó en Colombia, nació en Medellín. Su producto más recordado, la Sal de Frutas Lúa, aún está en el mercado, pero no ha bastado ese prestigio que en estas tierras es volátil, para que miremos lo que fue su primera sede en la actualidad.
Para 1945 ya funciona allí la Droguería Guayaquil, y, aun, el edificio mantenía el señorío, así como cierta prestancia, ya en ese Guayaquil arrabalero donde los cafés y cantinas y el mercado público sobrepasaban el ámbito de las calles y llego a merodear de una manera letal a los edificios, como este hasta convertirlo con su color crema detestable en el Hotel Olímpico. Ya sabemos que este cambio de oficio en esta construcción lo llevó nada menos que a ser una suerte de hotel de paso nunca para paseantes sino para lo más lastimero: para los vagabundos que nunca cayeron en cuenta que allí se había fundado una prestigiosa firma comercial. Además, una copera, Amalia Hernández, contaba que, a ese lugar, no entraba ni la policía por esa fachada fantasmal, sino la ralea clásica de las calles, y que de olímpico no tenía nada, sino el parecerse a un edificio de terror.
Años más tarde ya sin reputación ni alguna droguería en sus instalaciones el edificio se convirtió en el Hotel Olímpico. Allí vivía aprovechándose de este prestigio, estableciendo sus reales el Doctor Montoya, un anciano casi parecido a Uribe Ángel, mejor, que lo imitaba, que conocía la historia del lugar y su caída precisa y sin alarmar a nadie. En el último piso, el tercero, había situado su consultorio con el pretexto de que sus pacientes subieran algo cansados, es decir con la lengua afuera para buscar una consulta barata con remedios incluidos. Allí había establecido sus alambiques y retortas a fuego lento, nunca fatuo, donde los clientes maravillados veían esos elementos químicos calentarse, y burbujeantes, mostrar como pasaban de un frasco a otro, mientras él les examinaba y les recetaba sus específicos. Lo que no sabían ellos en ese cuarto con su escritorio donde reposaban las fotografías de Uribe Ángel y del médico escritor Alfonso Castro, era que esos productos los fabricaba con Coca Cola y gaseosas Posada Tobón compradas en la tienda de la esquina a la cual les agregaba esencias con hierbas de olor para enternecer a sus clientes. La mayoría de estos eran hombres díscolos, que acusaban alguna enfermedad venérea, adquirida en los lupanares baratos de esa zona nunca sagrada sino de placer, Guayaquil mismo. Para él era fácil, aun vendía el Treponiol, que era una droga para el tratamiento de la sífilis, a base de mercurio, arsénico, yoduro, zarzaparrilla, opio y belladona. Y su fama se debía a que retardaba los efectos de esta enfermedad. Además les recetaba a las damas otro producto emblema de los laboratorios Uribe Ángel, Ovariogen, la publicidad añadía, es un preparado de indicaciones precisas en la congestión uterina primitiva y un poderoso auxiliar en el tratamiento de las congestiones secundarias. Combate los dolores y las perdidas profusas. Romántico de los laboratorios Uribe Ángel aun vendía sus productos como Limolax, Sal de frutas, Palehol, Electrogeno, Mentolin, Urosalina, Tonikola. Ferrol y Vitaemulsión. El doctor Montoya, que no era médico, cuando el caso de algún paciente se salía de sus manos, le decía debes esperas unos días, tu caso es digno de tratarlo mejor. Así, en este interregno, consultaba con otros profesionales verdaderos la sintomatología y el tratamiento para salir de la encrucijada.
Ahora encuentro la ironía. Dice la nota de Patrimonio del Municipio, registro 001-013, sobre este edificio:
DESCRIPCIÓN GENERAL
Se localiza en un lote rectangular entre medianeros sobre la carrera Carabobo, importante eje vial y comercial de la zona, que conecta el centro administrativo La Alpujarra y el centro comercial Palacio Nacional. Además, se encuentra en el sector de Guayaquil, zona que poseía mucha importancia económica en la primera mitad del siglo XX, por ser el lugar de llegada de los visitantes a la ciudad cercana a la Estación del Ferrocarril y a la Plaza de Cisneros. Antiguo edificio de cuatro pisos de altura, paramento discontinuo y sencilla ventanería metálica donde inicialmente se albergó la Droguería Aliadas, diseñado por el arquitecto Nel Rodríguez, correspondió a una época que él mismo denominó "incertidumbre y copia" marcada por tendencias estilísticas traídas del exterior, algunas veces a solicitud del cliente.
El primer piso es destinado desde la época de su construcción al comercio; a partir del segundo, su fachada es marcada por la simetría definida por tres cuerpos así: Dos volúmenes hexagonales que sobresalen y se ubican a cada lado del plano central en donde está colocado el nombre del edificio y se distingue como remate una comisa decorada con figuras geométricas. El edificio ha recibido diversas intervenciones por los cambios de uso como la sustitución de algunas ventanas sin conservar ritmos, dimensiones y/o estilos y se realzaron los volúmenes laterales hasta alcanzar la altura del cuerpo central, ampliado el área de la edificación.
FACTORES FISICOS DE DETERIORO
Su uso comercial intensivo ocasiona trasformaciones en el interior y en la fachada que afectan su diseño original. Además, el deterioro urbano del sector donde se ubica y la vulnerabilidad a la contaminación ambiental y el alto tráfico.
Sí, en el cruce de Carabobo con la calle Estrada aún se levanta, nunca imponente, sino como una vergüenza ese edificio que se deteriora cerca de quienes deben protegerlo y regresarlo a su esplendor inicial. Como un dato, en la ciudad de los olvidos, la calle Estrada, rememora al Doctor Pedro Dimas Estrada, eminente médico y benefactor, en un momento de mucho prestigio para los médicos debido a la cercanía con quien protege la vida de las personas con sus recetas y cuidados, como Manuel Uribe Ángel, Miguel de la Roche, Tomás Quevedo R. y Ricardo Rodríguez Roldan. Este tramo de calle fue bautizado en homenaje a este eminente personaje muerto en 1888, que además colaboraba con Camilo Antonio Echeverri, con Lino R. Ospina, actor empresario teatral y director de la Imprenta Departamental, con Federico Jaramillo Córdoba, abogado y poeta, Jorge Isaacs, y Epifanio Mejía en el periódico literario LaAurora dirigido por Venancio A. Calle.
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HM Rodríguez e Hijos: Nel, Horacio Jr, Horacio Marino, Martín Foto de Melitón Rodríguez |
Para 1920 había una concepción del mundo donde los médicos, como antes dije, poseían una veneración casi religiosa, visible en un mosaico de graduados de la Universidad de Antioquia, donde el dibujo de un galeno acaricia la cabeza de un enfermo y, en medio, de la oscuridad, con la otra mano, le indica a la muerte que se detenga. Además, en estos años, no hay certidumbre en la construcción de edificios que recién se levantan, ya que hay arquitectos que otorgan su estilo para la conformación de un paisaje citadino, en este caso Guayaquil, cuando aún poseía una donosura, dentro de ese concepto y unión, así sea por conveniencia, entre los médicos y los comerciantes. Mucho más tarde dentro de ese cambio de mentalidad en estas profesiones, los médicos habitan el desfase de haberse convertido en una carrera ávida del prestigio y la insularidad. Eso sí la mala conciencia del mercachifle poseyó a los comerciantes, ya sin cierta ética un poco humanista, y se plasmó en el edificio que hoy vemos, avasalló a algunos arquitectos y, sobre todo, descubrió los planes fantasiosos de los responsables del patrimonio como el cúmulo de un álbum desvaído de fotos y nombres donde afloran los yerbajos y el óxido de la mala conciencia ya que cada que pasamos frente a este edificio pensamos que la conservación del patrimonio en la ciudad no deja de ser un mal chiste.
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SOBRE EL IDENTATARISMO PERVERSO / Darío Ruiz Gómez
SOBRE EL IDENTATARISMO PERVERSO
Darío Ruiz Gómez
¿Qué es lo que busca López Obrador o AMLO como se lo reconoce al decir que España y la Iglesia Católica deben pedirle excusas a México por los atropellos sufridos por las distintas etnias a la llegada de Cortez? A la Conquista, AMLO la considera una “invasión”, con la connotación, supongo yo, que la izquierda le concede a esta calificativo que tanto les ha servido para excusarse de no querer analizar en profundidad la Historia para no caer en simplismos culturales: ¿Se imaginan a Cortés y sus soldados fungiendo de mariners invadiendo los pueblos mexicanos llenos de campesinos famélicos, de perros sarnosos? AMLO niega que haya existido un “choque de civilizaciones”, o que, tal como lo analizó brillantemente Todorov, la Conquista de México haya supuesto para el europeo el inesperado encuentro con el Otro y a partir de este interrogante el humanismo occidental haya tenido que replantearse. “Historia verdadera de la conquista de la Nueva España” de Bernal Díaz del Castillo describe lúcida y crudamente lo que significó la arrogancia de quienes se negaron a mirarse en los ojos del Otro, los expolios de lo que supuso esta Conquista pero a la vez el noble propósito de enfrentar con la fe católica, culturas caníbales, desalmadas. Bartolomé de las Casas tomó la defensa de estas comunidades denunciando ante la Corte sus sufrimientos. Aplicar a la historia del Siglo XV la caricaturizada jerga que ese “revolucionarismo” a ultranza aplica a los acontecimientos del presente, constituye entonces una verdadera estupidez. Este regresismo a las supuestas raíces indígenas supone la negación de la Cultura Occidental con el objetivo de hacer desaparecer la idea kantiana de emancipación, la idea de libertad, el reconocimiento de la justicia universal. En una sociedad tan cruel como la azteca más de treinta mil jóvenes eran cada año sacrificados a sus dioses feroces sacándoles el corazón. En un NarcoEstado, para AMLO debe ser que, el antiguo papel de los sacerdotes lo desempeñan hoy los despiadados sicarios de los cárteles.
Ese identatarismo curiosamente un racismo al revés, ha hecho estragos en Colombia donde muchos jóvenes ingenuos siguen cayendo en el simplismo de disfrazarse de indios y de rechazar “los autores extranjeros” y a cambio de Aristóteles imponer las danzas indígenas por su “autenticidad”, lo cual condujo a un vacío cultural cuyos efectos empezamos hoy a detectar cuando el populismo comienza de nuevo a entronizar la estupidez y la ignorancia. Que, es lo que AMLO acaba de sacarse de la manga pues siempre detrás de la retórica populista se esconde un proyecto totalitario que busca nivelarnos por lo bajo con el fin de eludir las responsabilidades de la justicia universal retrotrayéndonos a un espacio de dioses y mingas inventadas: Evo Morales desnudo volviéndose Pacha Mama ha sido la demostración de la mutación que va del antiguo proyecto marxistoide, al parecer demasiado obstruso para estas mentalidades , a esta ideología de la “raza cósmica” para infantiloides patrioteros . En un texto de esplendorosa claridad como “El laberinto de la soledad” Octavio Paz indaga sobre lo que supone el choque entre dos mundos, y lo hace como un intento de aproximación existencial al ser mexicano, pregunta sin respuesta, dolor ahondado, lo atávico y la derrota de la razón en la tierra donde El Cónsul de Lowry en “Debajo del volcán”, encuentra a su angustia existencial una muerte brutal. Algo imposible de resolver, un muro impenetrable debió encontrar AMLO para decidirse a escoger una vía de escape tan absurda.
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HELÍ RAMÍREZ: EL POETA DEL PARLACHE / Juan Carmelo Martínez
HELÍ RAMÍREZ: EL POETA DEL PARLACHE
Ebéjico, corregimiento Sevilla, Antioquia. 1948. – Medellín 2019.
Juan Carmelo Martinez
Juan Carmelo Martinez
Voy a dedicar estas opiniones con algunas digresiones en torno a la obra poética de Helí Ramírez. No siempre seremos tan asertivos y tampoco tan despistados como para no aterrizar en la emergencia del razonamiento. Lo que sí es bien cierto es de la originalidad emanada de los versos de un poeta de comuna que surgió como un volcán de palabras y discurso para contar una historia en versos desde adentro del corazón del pueblo.
Ahora hagamos cuatro digresiones en torno a la manera de asumir unos textos que visibilizaron, el fenómeno de las comunas por medio de un lenguaje y tonalidad dialectal bastante particular, transgrediendo, en muchos casos; semántica, sintaxis y ortografía haciendo imagen de la vivencia en las comunas de Medellín.
Primera digresión:
La germanía:
El hermanamiento entre rufianes y prostitutas forman siempre una cantera de germanías, lunfardismos y parlaches entre nos. Es decir, un agenciamiento entre malandros que luego por tradición, costumbre, esnobismo se va permeando, primero en un lugar popular donde se reúne toda la gleba rufianesca de la tierra en las laderas y llanuras de los barrios, luego a toda la periferia de una ciudad, luego a toda la ciudad, luego a todo un país, hasta traspasar fronteras y trascender en el tiempo y aparecer como una metástasis en otros lugares del mundo de una lengua y para este caso el Castellano (hoy enarbolado como Español) en sus diversos puntos de la geografía del planeta.
En un ensayo de Encarna Podadera Solórzano, de la Universidad de Valencia, da una cátedra sobre los orígenes y desarrollo de las germanías en la obra de Cervantes, enfocándolas desde una de las obras cervantinas, más prestas para la demostración así:
“El mundo del marginalismo a través de la lengua de germanía en Rinconete y Cortadillo (1613) de Miguel de Cervantes”
“………”
“En el estudio de la lengua de Rinconete y Cortadillo se han extraído un total de 390 unidades fraseológicas, de la edición primitiva, y 413 locuciones 30 de la edición posterior, pertenecientes a los bajos fondos sociales del Siglo de Oro, a través de las cuales «con acierto genial, Cervantes les hace salpicar su habla no sólo de vocablos germanescos, sino también de ocasionales deformaciones del «buen lenguaje» (Zimic 1996: 120)” ¿Y acaso no fue eso lo que hizo James Joyce con su no menos famosa e importante obra Ulises? y ¿qué decir de la obra de García Márquez? Solo que desde otras dimensiones del lenguaje. Queda la inquietud para enrutar una investigación en este sentido.
Sobre la germanía: “tener vaca en la dehesa”, “tener yegua en la dehesa” (por tener vaca amarrada en la jerga campesina antioqueña y regada por el país con los arrieros y aserradores) “Perder la flor”, “Llevar la flor” por perder la virginidad o seguir virgen (entre campesinos del Alto Sinú decían “perdió el tapón o tiene el tapón” o bien “Ya está abierta” o “Está cerrada”); “ser sastres” era rajar tulas o las bolsas de los mercados, igual que “hacer la operación” de la jerga militar en Colombia, “Yacer en beco –italianismo-” por pico y referente a las relaciones sexuales y de allí la aplicación antioqueña de dar picos por besos.
El ensayo de esta autora concluye así: “Finalmente, gracias al estudio de la fraseología inherente en el relato, hemos podido comprobar que Miguel de Cervantes Saavedra tenía un profundo conocimiento de cómo era la jerga críptica de la germanía del Siglo de Oro.” En especial, refiriéndose a Rinconete y Cortadillo, una de las novelas ejemplares de Cervantes. Esto de una manera breve para explicar la razón de este tema propuesto, como lo es el caso del poeta del parlache en la ciudad de Medellín.
Segunda digresión:
El lunfardo:
La otra vertiente de un lenguaje marginal y periférico se dio en la capital Argentina, y de razón lo explica en un ensayo para tesis de grado de N Brunet Campeny y titulado: “El lunfardo en la literatura porteña: Roberto Arlt y Jorge Luis Borges.” Un apunte en ese documento dice:
“El lunfardo se originó en Buenos Aires (Argentina) extendiéndose en pocos años a otras regiones y ciudades cercanas a la primera, como Rosario o Montevideo. Para unos, la palabra lunfardo deriva de "lombardo", que es la variante lingüística de Lombardía, una región del noroeste de Italia. Para otros, dicha palabra proviene de Occitania, muy usado por la mafia marsellesa que era bastante activa en el Río de la Plata, a finales del siglo XIX. De esta forma, se cree que los inicios de la jerga sería el resultado de la aportación de las distintas migraciones y de las palabras de origen indígena, africano y gauchesco, que ya
existían en la Argentina. Debido a la gran inmigración procedente de Europa, especialmente de Italia y España (iniciada en el año 1860), esta manera de hablar se extendió rápidamente.”, y hasta aquí la citación.
Un pequeño listado de palabras lunfardas compiladas por el mismo autor en el citado trabajo son: Achurar: Asesinar; Agenciar: Buscar, conseguir un acomodo o algo; Fula: Mujer sin atractivos; Ajenaro: Ajeno; Catre: Lecho, cama; Despachar: Asesinar, matar. (recordemos que en nuestro medio Colombiano se hicieron populares términos como “corte de franela” en la llamada Violencia; y más tarde “borrar”, “liquidar”, “llenar de formol”, “le dio plomonía”, “ lo tiraron al piso”, “lo azotaron” , “ le dieron los siete pies” por referirse a la tumba.
Es de anotar que quien mayormente contribuyó a difundir el lunfardo fuera de las fronteras argentinas fue el tango, más allá de la importancia de Borges y Roberto Arlt. Pues “El tango es un pensamiento triste que hasta se puede bailar.” Decía Enrique Santos Discépolo, el autor de Cambalache. Sin embargo, fue el tango Mi noche triste (Percanta que me amuraste), interpretado por Gardel quien catapultó el lunfardo combinado con el argot popular, en letra de Pascual Contursi y música de Samuel Castriota.
LETRA:
Percanta que me amuraste **
en lo mejor de mi vida,
dejándome el alma herida
y esplín en el corazón,*
sabiendo que te quería,
que vos eras mi alegría
y mi sueño abrasador.
Para mí ya no hay consuelo
y por eso me encurdelo, ***
pa' olvidarme de tu amor.
Cuando voy a mi cotorro ****
y lo veo desarreglado,
todo triste, abandonado,
me dan ganas de llorar.
Me detengo largo rato
campaneando tu retrato
pa' poderme consolar.
De noche cuando me acuesto
no puedo cerrar la puerta
porque dejándola abierta
me hago ilusión que volvés.
Siempre llevo bizcochitos
pa' tomar con matecito
como si estuvieras vos.
Y si vieras la catrera****
como se pone cabrera
cuando no nos ve a los dos.
Ya no hay en el bulín******
aquellos lindos frasquitos
adornados con moñitos
todos de un mismo color,
y el espejo está empañado,
y parece que ha llorado
por la ausencia de tu amor.
La guitarra en el ropero
todavía está colgada.
Nadie en ella canta nada
ni hace sus cuerdas vibrar.
Y la lámpara del cuarto
también tu ausencia ha sentido
porque su luz no ha querido
mi noche triste alumbrar.
*En lunfardo la palabra mina tiene el significado de mujer, y también hay otros vocablos o derivaciones equivalentes como percanta, grela, naifa, papa y papusa, si bien no siempre la significación es idéntica.
**La palabra amurar tiene en lunfardo distintos significados, entre los cuales los más usuales son los de abandonar, encarcelar, no pagar deudas, empeñar un objeto. (En Colombia se le ha dado varias connotaciones y una en especial: estar triste de espalda contra la pared y un pie pisando el muro, con melancolía, por decepción amorosa, laboral, económica, o por pérdida de una amistad).
***Curda (lunfardo) ... Expresiones del lunfardo con el mismo significado son “mamarse” –con su sustantivo “mamado”- o “agarrarse un peludo” (emborracharse) y “tranca” o “esbornia” (borrachera). En cuanto a “escabiar” significa beber alcohol, con su sustantivo “escabio”.
****Esplín: Melancolía o tedio (de origen griego y otra connotación en inglés).
****Cotorro: Cuarto de soltero para citas amorosas, lugar donde se duerme o vive.
***** Catrera: cama
****** Bulín: Habitación o pequeño apartamento que un hombre destina a sus citas amorosas.
"se compraron una botella de vino fino y se fueron al bulín" (Recordemos cuchitril: “buhonera, covacha, antro, garito, timba, tugurio, cuartucho. garita, zahúrda, chiquero, pocilga. Zaquizamí, desván, tabuco, cueva, leonera.”, En otros términos afines tenemos: buhardilla, chiribitil.
Es solo una muestra que expone la posibilidad de hacer un ejercicio de literatura o filología comparada de estos lenguajes marginales o periféricos que terminan por adquirir cierta universalidad dentro de un idioma.
Veamos otros casos de lo mismo, que se han ido combinando y permeando con un parlache más universal en el ámbito del castellano o español en Colombia.
Tercera digresión:
Candelario obeso, el poeta momposino de las negritudes.
Si bien en la España del siglo de oro casi todos los poetas trataron el tema de las negritudes, de manera marginal, igualmente lo hicieron en América Sor Juana Inés de la Cruz y José
Hernández en Martín Fierro, la manifestación más auténtica se dio en el siglo XIX con el poeta momposino.
El lenguaje de Candelario denotó y connotó tanto en lo semántico como en lo sintáctico y lo dialectal con su poética de “Cantos de mi tierra”, donde puso de presente el sentimiento de los suyos, hoy afrodescendientes, del magdalena y cauca, que según me cuentan es muy parecido al lenguaje Sanjuaneño del Chocó, desde el noble sentimiento del pueblo ribereño y analfabeta y eso sí, lleno de saberes populares como una ciencia empírica llena de bondades. Un poeta con toda la originalidad del mundo, desde un mundo vitalista y romántico a su vez. Considerado el primer poeta de este estilo. Luego vendrían los movimientos donde unos apelan por nombrar poesía de negritudes y otros afrodescendiente.
Qué trite que etá la noche, La noche qué trite etá; No hay en er cielo una etrella Remá, remá.
La negra re mi arma mía, Mientra yo brego en la má, Bañao en suró por ella, ¿Qué hará? ¿Qué hará?
Tar vé por su zambo amao Doriente sujpirará, O tar vé ni me recuerda... ¡Llorá! ¡Llorá!
La jembras son como toro Lo r'eta tierra ejgraciá; Con acte se saca er peje Der má, der má.
Con acte se abranda er jierro, Se roma la mapaná... Cojtante y ficme? laj pena! No hay má, no hay má!...
Qué ejcura que etá la noche, La noche qué ejcura etá; Asina ejcura é la ausencia Bogá, bogá!
*****
Cito este ejemplo de Candelario, repito, precisamente, porque la africanía contribuyó en la España de Cervantes, a la germanía o lenguaje popular enriqueciendo el castellano que se universalizó como español. Así se puede entender que filológicamente muchas de estas formas pronunciativas se evidencian en el lenguaje parlache de David Sánchez Juliao.
Cuarta digresión:
David Sánchez Juliao
En una publicación que viene de una compilación de sus obras más sonadas tenemos: “Una década: 1973-1983 (Incluye: « ¿Por qué me llevas al hospital en canoa, papá?»; «Historias de Raca Mandaca»; «El arca de Noé»; «Cachaco, palomo y gato»; «Nadie es profeta en Lorica»; «Pedrito»; «Abraham al humor, El Pachanga, El flecha». Y son, para el caso de este ejercicio, las más destacadas, estas tres últimas. En estas obras se destaca el parlache esquinero sinuano y de perfil, el parlache costeño, donde se destaca, para diferenciar del parlache andino, el aspecto dialectal como un agregado más a esta visión de diversos fenómenos en torno a los lenguajes periféricos y marginales de Colombia.
A manera de ejemplo, la aféresis de la palabra compañero: Ñero pasó a sustituir o engrosar el sinónimo de gamín en el resto del país y l apócope Compa pasó a significar compadre, a la manera de un parlache difundido por los grandes medios. Ahora miremos, un fragmento de la letra del Pachanga:
¿Mi nombre? José de Jesú Negrete, llave. Un nombre, erda, barro. Con olor a santo, y tal. Por eso me lo troqué, sabe, por uno maj bacano: El Pachanga, como me dicen hoy, y tal. Eso, lo de mi nombre, ej una hijtoria medio larga y tal, pero ni tan complicá que dígamo, Nada máj é darle un empunjoncito al tiempo en retro y se ven la cosaj clara. Lo que pasó, la verdá, fue que llegaron los papáj e la salsa, por loj tiempo del viejo Cortijo y su Combo teso, revolucionando cuanto baile de picó se armaba por ahí, y a mí me trajtornó su nuevo rirnmo, sabe, la pachanga.”
Y bien, ahora miremos este segmento del Flecha:
“Erda, vea, yo aquí estoy con este par de manes. Eche, pero levántense ustedes, no joda, no ven que llegó el man Coco, el man coco-drilo de la localidad, oígase bien: de la loca-lidad. Porque, nojooda, aquí en este Lorica sí hay loco, cuadro. Con razón decían el otro día en la televisión que Lorica no descansa sobre un cementerio indígena sino sobre un manicomio chibcha, cuadro.”
En estos temas de Juliao se pueden inventariar todo tipo de anacolutos, juegos lingüísticos, dejos dialectales, apócopes, aféresis síncopas y otros fenómenos lingüísticos y de aplicación para la filología comparada para otro momento y un trabajo específico en la materia. Ahora sí, veamos las peripecias del andamiaje lingüístico desde el Picacho, Un barrio de Medellín anexo a la parte alta de Castilla, el barrio universalizado por Helí:
HELÍ RAMÍREZ: EL POETA DEL PARLACHE
Primero que todo definamos este fenómeno como lo definió, en la introducción, para la justificación de una investigación en torno a configurar un diccionario del parlache, en la ciudad de Medellín, la investigadora Luz Stella Castañeda de la facultad de comunicaciones de la Universidad de Antioquia: “La idea de realizar una investigación sobre la caracterización lexicográfica del parlache, con el fin de elaborar un diccionario, se debe al interés de profundizar en el estudio de una variedad dialectal de origen diastrático (o sociolecto), del español colombiano, denominada parlache, que utilizan amplios sectores de la sociedad, pero en especial los jóvenes de
los barrios populares y marginales de Medellín y de su Área Metropolitana. En toda sociedad se presentan cambios lingüísticos que van mostrando las transformaciones de la realidad. Ahora bien, en los sectores populares y marginales de Medellín, el surgimiento de los cambios lingüísticos fue tan acelerado, que desbordó los límites normales de este fenómeno debido a la agudización de la crisis social y al surgimiento de nuevas formas de “trabajo”, caracterizadas por un marco de trasgresión de la ley y por un amplio dominio de la cultura de la droga, en donde el sector social más afectado ha sido el de los jóvenes. Por esto, a pesar de que el parlache es una variedad dialectal muy extendida, la mayor parte de sus hablantes y los que lo usan con mayor propiedad son los jóvenes entre 15 y 26 años.”
Con estos antecedentes, vamos con el hombre, con su mundo habitado y su lenguaje poético, dándole presencia al parlache: el tono dialectal, ese lenguaje de innovadores semanticismos, laberintos sintácticos y ortografía marginal de los barrios periféricos, con su fonología periférica saboreada con la canabis sativa.
A Helí, a pesar de haber sido mi vecino en Castilla, Castillita, cerca de las canchas que iluminó y amplió en su tiempo, Pablo Escobar, ahí junto al nido de los Mondongueros, lo vine a conocer primero en Apartadó en una esquina rosa, para contactarme a que los acompañara a Necoclí, al grupo de Víctor Gaviria, a un evento de cine-festival, y a que diéramos un recital en la Casa de la Cultura. Allí compartimos, espacio y leímos nuestros poemas. Lo sentí sencillo, jovial y de mente alerta. No le dije que tenía sus libros y que lo leía. Ese fue mi encuentro con Helí Ramírez sin más asuntos. Sin medidas de su tamaño, sin determinar el color de sus ojos ni la calidad de la configuración de su cabello ya vistos por otros, sin determinar el grado del calcio de sus huesos y si el sonido de sus palabras domeñadas por la costumbre de decirlas: su tono dialectal.
Cuando lo leí, lo primero que hice fue darme un concierto de “risaraldas” crueles tras cada peripecia narrada como “Ese encuentro entre la heladería entre dos julanos” en el poema VI donde canta, denuncia y significa:
“Había acabado de llegar el cucho borracho
Se siguen oyendo los gritos
y chillidos de los pelados del perro y el gato
Las voces a media lengua de los pelados
en una sola voz:
-“…no apachito nooo…apachito
…a amachita no pegue apachito no…
Nooo…”-
Aquí el lector debe sentir el grito de los niños y apachurrársele el cerebro ante la desnaturalización ¿del ser humano? ¡Qué diablos! Trabajo para sociólogos, psicólogos, lingüistas, antropólogos del lenguaje barrial, semiólogos, cineastas, dramaturgos, iconólogos, lexicólogos, literaturólogos y filólogos, tienen en toda la obra de Helí, materia para elaborar cada tesis de grado y se asertivos. Con esto dejaríamos sentado la importancia de este acontecimiento lingüístico de la poética de este poeta silvestre y alebrestado en el discurso barrial y confirmar patente literaria al parlache.
Es importante tener en cuenta que muchos modos sintácticos y sus combinaciones semánticas abordan la metáfora, que aparece espontánea sin fustigar la sesera para dar significado de sentidos múltiples, igual que ocurre en la germanía y el lunfardo, y esta es otra línea de sentido para una investigación en tales asuntos:
“---“Eheee… éste infla un alfiler”---“Aquí a manera de ejemplo se combinan metáfora e hipérbole. (Pág. 17, Cortinas Corridas 1980). O esta belleza de “Golosina de sal” que es otra metáfora que a su vez es descriptiva de algo real:
“Su piel se me confunde con
Un pedazo de noche sin luces.
Sus senos se me confunden con
Peras negras entre una camisa blanca.
Sus dientes brillan como estrellas en su boca…
Y mi deseo burbujea
Por mis ojos
Por mis poros.”
(pág.59, Golosina de Sal, Medellín-Colombia, 1978)
Estos versos me evocan un famoso poema de Mallarmé que muchos califican de críptico y por lo tanto misterioso y que no es más que una frustración sexual con una despampánate afrodescendiente con una andanada de metáforas d su creación.
Sigo pensando que cuando se habla de lenguaje críptico se me viene de igual manera el educado Góngora con su barroco culterano del siglo de oro español, y qué decir de nuestro León de Greiff aunque de características diferentes con sus juegos aliterados y en definitiva musicales.
Así nos adentramos en el mundo de las metáforas silvestres y arrevesadas, como la vida misma de los habitantes del mundo oculto de las grandes ciudades: del malevaje y la pobrería. Vuelvo y digo, parlache que se universalizó en la era de Pablo Escobar a tal punto que permeó todas las calases sociales, atravesando por los cuatro puntos cardinales al país.
O este oxímoron que pareciera una antítesis: “La vida muerta asusta.”, trinan las onomatopeyas y las jitanjáforas, todo un andamiaje arquitectónico lingüístico. Lo que importa en Helí es el mensaje no la ortografía y ni la terminología, aunque para hacerse entender prima el sentido común de la lógica de los sucesos y acontecimientos de la vida en los barrios, sus formas lingüísticas y configuración social.
Pasemos a otra perspectiva de esta mirada al trabajo poético de Helí que tiene que ver en los trasfondos de las entrevistas de que fue víctima, puesto que no buscaba protagonismo alguno, simplemente se encontró una guaca lingüística. En dichas entrevistas logradas, a regañadientes, donde cada pregunta deja una carga de verdades y otras preguntas que tilinguean en la memoria.
Oscar Jairo González Hernández, profesor y crítico literario de la universidad de Medellín, el de la Trompeta de Mercurio, en una entrevista a Helí le pregunta:
“-En su formación poética y literaria, ¿qué tanto incidió el Nadaísmo?, ¿qué opina de ese movimiento?” A lo cual responde:
“¿El Nadaísmo? nos dejó a Jaime Jaramillo Escobar, a J. Mario, a Eduardo Escobar, a Fanny Buitrago, a Jaime Espinel; un pedacito de Darío Lemos que nos pudo haber dado más, pero bueno, es tan extraña la poesía que lo que nos dejó pudo haber sido lo que tenía para dejarnos, y si se lee con detenimiento, es suficiente.”
Denota un carácter novedoso y de inspiración para asumir su propio verso y determinar su propia forma literaria. Fueron ráfagas liberadoras para su narrativa poética. (Otra vertiente del nadaísmo así me queme la crisma.).
En la misma entrevista sobre los encasillamientos responde: “He leído algunos poetas colombianos, algunos españoles, algunos norteamericanos, algunos ingleses, algunos franceses, reenvasados al español, claro está, en mi caso, y a ninguno de ellos le debo nada, y a todos les debo mucho”.
Es decir, leía y revertía botando el afrecho conceptual de la literatura para sí mismo y a su vez ir construyendo lo que su caletre le indicaba. Como predicaba Fernando González: “Lo primero es conocerse, y lo segundo, cultivarse.”
Ahora, veamos la última pregunta que le hace Oscar González a Helí: “- ¿Podría decirnos cómo transcurre una noche en su vida y cómo realiza este trayecto hacia su obra, cómo la mueve?” A la cual Helí responde:
“La noche, como entiendo su pregunta y que es hacia donde apunta la idea de ustedes, se la dejo a Novalis, a Blake, a Holderlin, a J. A. Silva. La noche que me rodea a mí desde que nací es de beba, baile, amor, odio, muerte y vida”."
Esta respuesta nos lleva reivindicar a Helí no solo como gran observador de la calle, los tugurios y las esquinas sino como un lector libre que se nutría de otras vidas y otras lecturas para nutrir la suya y no inventar el “cagar agachado” como un lugar común del antropus de todos los tiempos.
En una presentación de Arcadia, esto dijo el poeta Helí sobre la pobreza (Repuesta que le puede doler a los liberadores de almas y de cuerpos):
“Primero que todo estoy en una ambivalencia… Porque yo me muevo en dos discursos. En el primer discurso nací y crecí por ahí hasta los 12, 13 años. Era un discurso que me planteaba el sufrimiento, la miseria y la pobreza como unas virtudes que debíamos acoger los seres humanos, porque cuando íbamos a morir un Dios nos iba a premiar con el cielo. A partir de la adolescencia me voy metiendo en otro discurso que me plantea que la miseria, la pobreza son unas grandes virtudes y un orgullo, y que aspirar a salir de la miseria, salir de la pobreza es una actitud arribista, son rezagos pequeño burgueses.”
Helí era un solitario honrado y se afirma en lo que testimoniaba el Mago de todas partes (Fernando González): “Cuando el hombre es honrado embellece todo lo que hace y en este nivel todos los hombres somos iguales.
Luis Germán Sierra Jaramillo, ensayista, poeta, crítico y reseñador literario. Egresado de la UDEA y licenciado en Español y Literatura, en un comentario sobre Helí dice:
“Víctor Gaviria (Medellín, 1955), quien llegaba también por aquellos primeros años a la revista Acuarimántima y quien conociera, por tanto, de primera mano los poemas de Helí, diría años después que una de sus grandes influencias para emprender su película “Rodrigo D, no futuro”, habían sido los poemas de “En la parte alta abajo”. El escenario del libro y el de la película es el mismo (y los personajes y la atmósfera y, claro, al final todo).”
Indudablemente todos los trabajos de Víctor Gaviria están permeados o untados del trabajo poético de Helí.
Desde luego, la forma dialectal de las germanías no hay forma de captarla en la obra de Cervantes, y de manera fónica es difícil percibir los tonos en los tangos de Gardel más allá de lo semántico donde producían estos, en cambio lo dialectal se permite ser captado gracias a los adelantos de nuestro tiempo y no es sino oír las grabaciones donde Helí leyó sus poemas y su ámbito poético. Por todo ello Helí puede ser calificado como el poeta del parlache: tanto en lo semántico como en lo dialectal. Helí tiene sus arranques filosóficos y digan si no en este texto:
“Y no me diga que uno es nada en la vida. ¿Somos nada? Somos.
Yo soy.
Uno es algo
Es imposible no ser algo. Uno es algo.
¿Que uno es nada si no se tiene un peso en el bolsillo ni tarjeta en un cajero?
De acuerdo. Muy estúpido sería decirle que no. No tenemos un peso, ni tarjeta para meter en la ranura de un cajero, pero de ahí a que somos nada, mal me huele esa idea.
Y para que se muerdan las uñas: eso tiene solución en uno de esos pensamientos que llaman malos, bien parado en la mente por una carretera sembrada en pinos de ilusiones.
Y no me diga que así lo quiso el destino.
A la una, a las dos, o a las cuatro de la tarde o del amanecer uno es lo que quiera ser o sea a no ser que de pereza nos quedemos sentado...
Sentados a esperar que el billete del cielo caiga por un hueco en el techo a la sala del rancho.
Yo sí tengo muchas cosas que ser para hacer”.
Así lo describe un articulista desde la redacción de Cultura en El Espectador: “El primer texto que publicó lo hizo bajo la tutela de Carlos Castro Saavedra. Desde que inició, se supo que sería un poeta que rompería con los manuales impuestos (desde) las cantinas de luces fosforescentes, las fábricas de confecciones y los inquilinatos fueron los lugares en los que inspiró sus obras, dándoles voz a los obreros y las prostitutas que representaban la vida en aquellos lugares.”.
Para concluir este ejercicio, finalizo con este poema que se me ocurrió como un atrevido homenaje, porque se me dio la gana:
HELÍ RAMÍREZ 1948 - 2019
I
I
Hay gente que se va sin que sepamos que se fue
Y cuando nos lo hacen saber
Nos damos cuenta que aún siguen allí
el lado izquierdo de nuestro corazón de azúcar morena
En el centro de nuestras neuronas
O en una página con su voz de ¿qué más da, Sino seguir viviendo entre las hojas
Como un insecto de luces intermitentes
Iluminando vientos y oscureciendo espejos?
Aquí va, entre el barro que va al mar
Que está en plena batalla contra el tiempo
Y allí las espumas como un bordado De blancas y amarillas tejeduras
Tú de la selva humana en la metrópolis y acá dispersas clorofilas navegantes.
Y cuando nos lo hacen saber
Nos damos cuenta que aún siguen allí
el lado izquierdo de nuestro corazón de azúcar morena
En el centro de nuestras neuronas
O en una página con su voz de ¿qué más da, Sino seguir viviendo entre las hojas
Como un insecto de luces intermitentes
Iluminando vientos y oscureciendo espejos?
Aquí va, entre el barro que va al mar
Que está en plena batalla contra el tiempo
Y allí las espumas como un bordado De blancas y amarillas tejeduras
Tú de la selva humana en la metrópolis y acá dispersas clorofilas navegantes.
II
Helí Ramírez en las calles como un botafuego de una esquina barrial
Tirando visté al tranco del loquito callejero que chuta un balón
Mirando el esquince del malandro con su manca apretinada
Y su esquiva flaca, llena de lo suyo, a calle franca.
Testimonio del parlache que emanó de Maturín, Carabobo y San Juan.
Parlache regado por Castilla y toda comuna marginal.
Parlache de Medallo, de Helí entre malandros,
Parlache en todas las esquinas de Colombia.
Botafuegos del mariguanal latinoamericano.
Tirar chiruza para chirimondiar por las calles.
Botafuegos del humaredal cerebral de ilusiones chamuscadas.
Helí, el de la sobrada palabra desenredándose en sus labios
Hasta el papel que le acogía en sus páginas
Tirando visté al tranco del loquito callejero que chuta un balón
Mirando el esquince del malandro con su manca apretinada
Y su esquiva flaca, llena de lo suyo, a calle franca.
Testimonio del parlache que emanó de Maturín, Carabobo y San Juan.
Parlache regado por Castilla y toda comuna marginal.
Parlache de Medallo, de Helí entre malandros,
Parlache en todas las esquinas de Colombia.
Botafuegos del mariguanal latinoamericano.
Tirar chiruza para chirimondiar por las calles.
Botafuegos del humaredal cerebral de ilusiones chamuscadas.
Helí, el de la sobrada palabra desenredándose en sus labios
Hasta el papel que le acogía en sus páginas
Como el Mohán de las esquinas.
BIBLIOGRAFÍA
Ramírez Gómez, Helí. Primeros poemas publicados en la revista Acuarimántima (1974)
Ramírez Gómez, Helí. La ausencia del descanso Editorial Universidad de Antioquia 1975. Págs.,
Ramírez Gómez, Helí. En la parte alta abajo. Editorial El Propio Bolsillo, 1979. Págs.120
Ramírez Gómez, Helí. Cortinas corridas. Cooperativa de Trabajadores del ISS / Antioquia 30 años, 1980. Págs. 180
Ramírez, Ramírez Helí. La noche de su desvelo. Colección Autores Antioqueños, 1987. Págs. 194
Ramírez Gómez Helí. Golosina de sal, Colección literaria, Celeste, UDEA, 1973. Págs. 180.
La luz de acá se hace de la oscuridad de aquí (1991)
Para morder el cielo (1999)
Canción para cobijar tu cuerpo (libro perdido sin publicar y ojalá aparezca, para cobijar la sombra de los días azules).
Un espía en la sopa (Novela inédita y que debe servir para espantar “moscas” y otros bichos menos ruidosos que un zancudo al amanecer).
Arango Jaime Horacio. Se fue Helí Ramírez el poeta del barrio. El Colombiano, jueves 28 – 02 – 2019.
Hoyos Juan José. En memoria de Helí Ramírez. El Colombiano, marzo 03 de 2019
Giraldo Ramírez Jorge. Glosa a Helí Ramírez. El Colombiano domingo 30 de 2019, pág. 30https://sites.google.com/site/revistamascaluna/heli-ramirez-la-voz-del-barrio-castilla https://www.tragaluzeditores.com/heli-ramirez-cuatro-poemas/
https://www.revistaarcadia.com › Agenda https://www.otraparte.org/actividades/literatura/colombia-poesia.html parnaseo.uv.es/Lemir/Revista/Revista18/14_Podadera_Encarna.pdf http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/relaciones-entre-la-cultura-africana-y-la-literatura-de-america-latina-la-poesia-de-habla-castellana-en-las-antillas--0/html/905294d7-bb94-459d-8b93-403571827e63_4.html
https://www.sinonimosonline.com/buhardilla/
https://www.elespectador.com › Noticias › Cultura › Fallecio el poeta heli ramirez
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DELITO POLÍTICO Y SOCIEDAD 7 Darío Ruiz Gómez
DELITO POLÍTICO Y SOCIEDAD
Darío Ruiz Gómez
La histérica reacción de César Gaviria ante siete objeciones a los 159 artículos del acuerdo de Paz de la Habana, por parte del Presidente Duque, lo que ha puesto de presente es el hecho de que, en lo que cualquier democracia constituye un derecho inalienable, no solo de parte del Presidente sino de cualquier ciudadano de opinar libremente sobre cualquier tema que concierna a la vida en común, para la izquierda y bochornosamente para el Partido Liberal y Cambio Radical, el Partido de la U, se ha convertido en un despropósito que, sin leer siquiera, han rechazado de inmediato. A un Partido como el Liberal históricamente referenciado en su afirmación de los derechos ciudadanos, de libertad de credos, al derecho a la libre asociación, a la libertad de expresión; contenidos sometidos a sangrientas persecuciones y cuyos logros se han objetivado en la defensa permanente de la vida republicana ante las agresiones de la barbarie, no pueden ser olímpicamente olvidados por quien dejó de ser el dirigente de una colectividad democrática para convertirse en un politiquero que impone tiránicamente sus caprichos “Pero César Gaviria –recuerda Carlos Alberto Giraldo en “El Colombiano” - cree que la amnesia social de los colombianos siempre cobija sus reculadas, que nadie se acuerda de que cada año fija posturas al límite de antítesis disparatadas. Ahora pareciera darse por indignado frente a las objeciones del Presidente Duque a la JEP ¿Era que esperaba algo distinto? ¿Tal vez una sobredosis de incoherencias como las que él acostumbra inyectarle a su liberalismo matrero, parásito, hueco?” Es desde esta coyuntura de pataleos y de caprichos personales, desde donde podemos hacer un análisis objetivo sobre el gran político que fue hace diez años Vargas Lleras convertido en el actual aventurero dedicado a obtener resultados electorales y nada más sin que le importe la problemática del país. “El Partido Liberal, según la célebre frase de Alfonso López Pumarejo, debe ser siempre un Partido de oposición” recordando la necesidad de mantener en todo momento una actitud fiscalizadora contra la corrupción, el despilfarro, el caciquismo. ¿Crisis de los Partidos, nostalgia de una verdadera clase política? Lo uno y lo otro porque la erosión callada y sistemática de la Democracia se ha instaurado desde una parodia de vida parlamentaria, desde la declarada inmoralidad de estos dirigentes capaces de olvidar su responsabilidad ante los valores de la República, para, por puro resentimiento personal , ponerse del lado de quienes llenaron de dolor y sufrimiento a la sociedad colombiana, y continúan en la tarea de socavar las instituciones.
Recordémosle a nuestra justicia que existen los delitos de terrorismo e incitación al odio consagrados por la justicia universal y que castigar estos delitos no corresponde ni al Ejército ni a la Policía sino a los altos jueces. ¿Qué están o estuvieron haciendo en el Cauca Piedad Córdoba y Robledo, Petro? ¿Justificar el terrorismo tal como lo ha hecho el CRIC? Incitar al odio llevó ha llevado a una reacción justificada de campesinos, pequeños comerciantes, transportadores, viajeros, indígenas democráticos, frente a estos desenfrenados dirigentes, en una reacción de inconsecuencias imprevisibles pues lo que ha puesto al descubierto la Minga es que lo que debería haber servido para abrir el camino hacia el reconocimiento de una sociedad plural, ha terminado por convertirse en una abierta demostración de negación de esta pluralidad. Está claro en los acuerdos de Paz que ellos firmaron y está claro en la justicia universal, que si habían renunciado a las diferentes formas de lucha armada, deben cumplirlo para que esa Paz que tanto pregonan sea cierta con el diálogo y no con las vías de hecho.
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INDÍGENAS E INDIGENISTAS / Darío RUIZ GÓMEZ
INDÍGENAS E INDIGENISTAS
Darío RUIZ GÓMEZ
En su comunicado la CRIC amenaza al Gobierno , recordando que si ahora “a puesto a temblar al país”, no vacilará en volver en hacerlo de nuevo cuando lo consideren necesario mediante las mismas vías de hecho o sea recurriendo al terrorismo. La historia de la CRIC responde en principio a reivindicaciones que esencialmente son aquellas que las minorías indígenas oprimidas reclamaron, recordemos a Quintin Lame, pero al cual el CRIC actual permeado ideológicamente por las doctrinas revolucionarias de los movimientos guerrilleros, incorpora formas de lucha propias del leninismo fariano. Y un lenguaje que, como lo comprobamos en la fraseología de sus dirigentes, de sus comunicados, cae inevitablemente en los mismos tópicos pequeño burgueses de las minorías que hoy en la ciudades insisten en imponer un modelo supuestamente socialista, completamente desfasado ante las nuevas realidades sociales, ante el hecho de que algunas minorías étnicas tal como la afrosdescendientes, ya se incorporó plenamente al reto de crear una nueva sociedad plural, mientras bajo inconfesados intereses, estos líderes tratan de congelar el proceso histórico de sus comunidades hacia su redención, aislándolas bajo falaces conceptos sobre una “autonomías territorial” que, curiosamente, les permite recibir cuantiosas ayudas del gobierno pero no rendir cuentas por el destino de estas ayudas. El reconocimiento de la ciudadanía, como lo recuerda Rousseau, nos convierte en ciudadanos integrados con los mismos derechos y deberes que los demás, precisamente para eliminar la tendencia al paternalismo, que es, otra disimulada manera de seguir considerando al otro como un ser inferior. Y este es el error del CRIC al usurpar la vocería de diversas comunidades indígenas que cuentan con sus propias teogonías, con formas de vida diferentes que exigen un respeto a sus propias vías reivindicatorias que el terrorismo viola de la manera despiadada. Si la Iglesia Católica comprendió los errores que conllevaba la llamada “catequización de infieles” a cuyo nombre se justificaron tantas tropelías ¿Por qué los adoctrinadores blancos de la guerrilla no tuvieron respeto alguno para estas culturas y disfrazados de redentores al imponer a estas comunidades el uso de la llamada violencia revolucionaria, les negaron su espiritualidad? ¿No los están degradando al convertirlos en narcotraficantes imponiéndoles formas de violencia inaudita y enfrentándolos – como sucedió con los Awá- ofendiendo así las voces de sus antepasados? ¿Hubiera permitido Quintín Lame que los sagrados recintos del Cauca se convirtieran en el territorio de la coca? La aculturización de una comunidad ; y este es el problema que todas las comunidades indígenas de Latinoamérica siguen afrontando, conduce inevitablemente a la destrucción de sus valores de referencia, a que el indígena se preste a convertirse en una caricatura de su raza, en objeto de los antropólogos, a que se le niegue el derecho a confrontar sus conocimientos ancestrales con la tecnología agrícola, por ejemplo, con la ciencia, y a ser condenado eternamente a quedarse en las artesanías, en la pobreza, utilizados como comparsas y no como protagonistas. Incentivar el odio étnico es una actitud repulsiva. Pero hay algo más importante y es el hecho de que el CRIC no es el único portavoz de todas las comunidades tal como lo ponen de presente dirigentes indígenas que los han denunciado por su totalitarismo, por su corrupción. Desconocer esas otras vocerías ha sido parte del plan de la llamada oposición para desestabilizar el gobierno de Duque. P.D. ¿Dónde está el informe sobre sus inmensos territorios, sobre sus planes educativos, sobre el rescate de sus lenguas, sobre la salud?
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Bernardo Angel, por siiempre
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¿ES POSIBLE UNA IZQUIERDA DEMOCRÁTICA? / Darío Ruiz Gómez
¿ES POSIBLE UNA IZQUIERDA DEMOCRÁTICA?
Darío Ruiz Gómez
¿Qué afinidades políticas unen actualmente a Jorge Enrique Robledo con Iván Cepeda? Esa pregunta que hace unos años me había hecho en esta misma columna estaba enfocada a hacer claridad sobre la necesidad de que existiera, luego de la firma del llamado acuerdo de Paz con las FARC una oposición necesaria, una izquierda democrática en la cual hubiera sido superado el recalcitrante estalinismo del Partido Comunista, condenando explícitamente la doble moral: narcotráfico y “revolución”. Era necesario en todo caso tener en cuenta la lección que en Europa había dado la Izquierda histórica al aceptar su tarea de combatir lo que era y aún es la nefasta amenaza del totalitarismo ya que para reconocerse en los principios de las libertades democráticas era necesario dar paso a un lenguaje abierto a la autocrítica, a los espacios de confianza necesarios para borrar de la memoria de las víctimas, la crueldad y la insania que supuso el estalinismo ya que éste ha permanecido como un virus presto a recuperar su virulencia en el momento menos pensado tal como lo pone de presente el auge de los nacionalismos y populismos en Europa y en manos de un grosero dictador como Maduro, curiosamente defendido aún por ciertos dirigentes de nuestra más caduca izquierda. En Colombia la herencia de una izquierda civilista en nombres decisivos como Gerardo Molina, Antonio García, Diego Montaña Cuéllar fue rápidamente sofocada en su humanismo, en su profundización de los problemas reales de Colombia, por el zarpazo de la línea prosoviética del viejo Partido Comunista. ¿Alguien le ha escuchado a los viejos dirigentes comunistas, al mismo Iván Cepeda, incorporar una sola idea, un solo concepto fundamentado sobre nuestra realidad campesina, sobre las frustraciones de la clase obrera? ¿Dónde están o dónde han permanecido los intelectuales comunistas encargados de renovar los contenidos programáticos del PCC? Igual que en la URSS o en China la línea dura guerrerista se ha impuesto a la línea de los pensadores encargados de prevenir cualquier brutalidad. La convocatoria de la llamada “Huelga general” como culminación de una serie de paros desestabilizadores ¿No es precisamente la insistencia en las ya gastadas estrategias de ese leninismo? Y esto es lo que quienes reconocíamos su inteligencia crítica esperábamos de J.E. Robledo en momentos en que la irresponsabilidad de la oposición apoyada a su vez por la irresponsabilidad de los grandes medios de comunicación, ha desembocado finalmente en lo que Thierry Ways califica justamente como “una nueva religión: el antiuribismo”.
Desenmascarando así esta vasta conjura de verdades posmodernas, fake news que han buscado un objetivo: arrojar cortinas de humo sobre los directos responsables de la violencia, lo cual supone el más ofensivo desconocimiento del relato de los otros colombianos, partiendo del deleznable sofisma de suponer que la inteligencia es su privilegio y que el 90% de la ciudadanía que no les come carreta es de Derechas. ¿Es Uribe el causante del cambio climático? ¿Introdujo Uribe al Cartel de Sinaloa en el Cauca? ¿Todo aquel que se opone a las violencias encubiertas de las FARC es un analfabeto, un obtuso? ¿Todo aquel que pide la verdadera representatividad del nuevo país nacional, herido, escupido, es un “derechista” ante ese sanedrín de damas y caballeros pijoprogres? Pero olvidaron que toda manipulación de un contenido llega a un punto de quiebre. Y ese punto de quiebre se produjo con la desfiguración del twiter “En una democracia no se producen matanzas” de inmediato deformada con la más sofisticada técnica totalitaria en “Uribe elogia las matanzas” para eludir sus responsabilidades ante la justicia, fabricando un chivo expiatorio que ya les explotó y deberán buscarse otro enemigo. ¿No era la tarea de Robledo construir otro lenguaje de confianza a partir del reconocimiento de un país real, darle paso a las nuevas voces de la izquierda democrática, si es que existen?
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Populismo y vulgaridad / Darío Ruiz Gómez
Populismo y vulgaridad /
Darío Ruiz Gómez
El tema del populismo reclama la atención del pensamiento político desde hace unas décadas en que éste se ha ido camaleonizando bajo diferentes retóricas, aprovechándose del vacío ético creado por la debilidad de los llamados Partidos tradicionales, del descrédito de los políticos, un vacío de contenidos democráticos llenado ruidosamente con muchas de las consignas y las estrategias de movilización arrebatadas a la izquierda histórica, la cual, burocratizada, terminó por olvidarse de la defensa de ese pueblo al cual invocaron para enarbolar las banderas de la “revolución”, esa clase obrera que terminó por ser convertida en un slógan publicitario para esconder su traición, y continúan siendo, sin embargo, el pueblo, las etnias olvidadas, manipuladas hoy por otros intereses. Cabe entonces preguntarse ¿A quién representa el populismo de los Sindicatos, un grupo de privilegiados personajes que como en el caso de Colombia fueron incapaces de defender los contenidos históricos de la clase obrera y solamente se han valido del populismo para chantajear en beneficio propio a los gobiernos de turno? Fue Marx quien advirtió de los peligros que entrañaba para los intereses del proletariado estas dirigencias sindicalistas. Estos mismos peligros los señaló respecto a la trampa mortal que para su imagen del revolucionario supone el aburguesamiento que conlleva la llamada vida parlamentaria. Sigo con mi indagatoria ¿Cómo auto autocalificarse entonces como representantes del pueblo si nunca han sido capaces de definir unos nuevos contenidos que “ya no serán revolucionarios”? “Es característico en nuestra época: no que el vulgar crea que es sobresaliente y no vulgar, recuerda Ortega y Gasset, sino que el vulgar reclame e imponga el derecho de la vulgaridad, o la vulgaridad como un derecho” El relajamiento de las prácticas políticas viene siempre acompañada del imperio de quienes se han apoderado de la noble tarea de propiciar el intercambio social, para imponer a cambio la vulgaridad que supone “dirigir la sociedad sin capacidad para ello” El prístino concepto de pueblo se transforma en manos de los demagogos en la agresión de la turbamulta, en la histeria populachera, la razón termina por sucumbir ante los más bajos instintos desatados por estos adalides del resentimiento social . ¿Por qué si tanto detestan a la alta sociedad caen en la caricatura de remedar las etiquetas de ésta, es decir caen en la ordinariez que supone la corrupción, los dineros mal habidos del terrorismo? Al ver la mansión de Raúl Castro y conocer de la hambruna que comienza a vivir el pueblo cubano, resalta la vulgaridad de este personaje equiparándose a cualquier vulgar mafioso. ¿No es la vulgaridad de Maduro y de sus compinches lo que horroriza al mundo civilizado?
Ortega y Gasset, Karl Krauss, Finkelkraut, Canetti, Kakutani, entre otros pensadores han analizado esta perversión política mostrando los daños que logra hacer en una sociedad este aventurerismo que ahora en Colombia y de la mano de Petro y sus secuaces, con la colaboración de importantes medios de comunicación busca corroer la democracia, respondiendo al ciego rencor de unos malos perdedores. ¿No fue negando el diálogo e imponiendo la llamada “acción directa” como se impuso el fascismo? “Esto quiere decir, argumenta Ortega, que se renuncia a la convivencia de la cultura, que es una convivencia bajo normas, y se retrocede a una convivencia bárbara. Se suprimen todos los trámites normales y se va directamente a la imposición de lo que se desea” La libertad de expresión, el derecho a la huelga, a la protesta pública se convierten en asonada, en conspiración permanente contra las instituciones, en un calculado descontrol de la vida pública donde la opinión es sofocada por el improperio y la injuria, donde al ser humano se le rebaja a la condición de fiera.
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La Curva del Bosque y 100 años de Antioqueñita / 74 Patrimonio Medellín
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Miguel Agudelo, letrista de Antioqueñita |
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Pelón Santamarta, compuso la música de Antioqueñita. |
La Curva del Bosque y 100 años de Antioqueñita
/ 74 Patrimonio Medellín
Víctor Bustamante
El Jardín Botánico, Joaquín Antonio Uribe, luce esa arquitectura que le ha sido impuesta desde los años de Fajardo que, con su discurso pretencioso de refundación de la ciudad, escamoteó la arquitectura de Narciso Groos para cambiar y llenar de edificios el interior del jardín, además le mordió algunas partes de su territorio interior. Pero no vamos a hablar del interior, ya habrá más tiempo de referirme a ese maquillaje cultural, sino de las afueras, es decir, de lo que ha quedado de las afueras donde la vida de la ciudad ha bullido y ha pasado de una manera, además, de afectiva, hundida en la vox populi de esos secretos: haber sido la zona erótica que celebra esa permanencia de la vida pero que se le excluye. Mientras monseñor Caicedo, y, luego, su sucesor monseñor Salazar y Herrera dictaban pastorales con prohibiciones, mientras se trataba de reglamentar la vida de los burdeles en esta zona por parte de las autoridades del municipio, este suburbio vivía su esplendor; o sea, los diversos comerciantes e industriales, los diversos políticos y sus estafetas, así como los poetas y escritores, los intelectuales y los estudiantes con utopías en sazón no olvidaban que el placer era uno de los objetivos del hombre, y por aquí al caer la noche ya se encontraban, díscolos y ávidos, en la búsqueda no del santo grial sino de lo más secreto y presente, un cuerpo femenino en su esplendor. Por eso el pesimismo del pecado y de la mentira, la simbiosis entre el placer y la prohibición, coinciden y conducen de una manera formal sin repelerse, siempre juntos, siempre confundidos unos a otros hacia esos lugares vedados, discriminados y vejados desde diversas esferas.
Aquí, en las escalas que suben hacia el metro por Carabobo con la calle Daniel Botero, quedaba un lugar mítico, el Bar Chapinero, donde León Franco (Pelón Santamarta) administraba en 1919 este sitio destinado para escuchar para cantar, tocar guitarra, tiple y bandola; allí se apareció una noche de ese año Miguel Agudelo Zuluaga con la letra de Antioqueñita para que Pelón le pusiera música. Al Chapinero también asistían el Negro Jesús María Agudelo, sastre y cantante, más tarde padre de Alba del Castillo, junto a músicos de trayectoria como Antonio Ríos la Silga, Manuel Ruiz, Blumen, y el Chino Trespalacios.
Aquí en esta esquina Hugo Bustillo comienza su relato, debido a que sale a la memoria uno de los músicos más míticos de Medellín, Pelón Santamarta, que después de su periplo por Centroamérica, México y Estados Unidos con el Dueto Pelón y Marín; de haber recogido unos pesos y haberlos perdido en la quiebra del Banco Nacional de El Salvador y, además, sabiendo que Adolfo Marín, su compañero de viaje, había decidido quedarse en México no le quedó sino la posibilidad de regresar. Pelón, más que pelado, volvió a Medellín, pobre y decepcionado, pero con rumbo como consolación y gracias al mecenazgo de sus paisanos Raúl y Luciano Restrepo que le obsequiaron el pasaje; ya establecido aquí, otro amigo, José María “El Chato” Velásquez, le dio trabajo como administrador del tertuliadero Chapinero, frente a lo que hoy es El Jardín Botánico (antes Curva del Bosque de la Independencia), sobre la carrera Carabobo. El Chato, en realidad era un hombre de mundo, derrochador y aguardientero, que le daba altas propinas a los músicos, así fuera conservador y fiestero. El Chato en los suburbios era otro, lujurioso y procaz, mujeriego y rezandero, se había enamorado de una de las putillas de más presencia en la casa de Pola Vanegas, Marcia Uribe, pero como esta no soportaba sus groserías, lo abofeteó, y a la dueña del burdel no le quedó más remedio que echar a Marcía por infringir las normas: no ser tierna con ese cliente admirado y adinerado.
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Partitura de Antioqueñita |
Aquí en esta esquina Hugo Bustillo comienza su relato, debido a que sale a la memoria uno de los músicos más míticos de Medellín, Pelón Santamarta, que después de su periplo por Centroamérica, México y Estados Unidos con el Dueto Pelón y Marín; de haber recogido unos pesos y haberlos perdido en la quiebra del Banco Nacional de El Salvador y, además, sabiendo que Adolfo Marín, su compañero de viaje, había decidido quedarse en México no le quedó sino la posibilidad de regresar. Pelón, más que pelado, volvió a Medellín, pobre y decepcionado, pero con rumbo como consolación y gracias al mecenazgo de sus paisanos Raúl y Luciano Restrepo que le obsequiaron el pasaje; ya establecido aquí, otro amigo, José María “El Chato” Velásquez, le dio trabajo como administrador del tertuliadero Chapinero, frente a lo que hoy es El Jardín Botánico (antes Curva del Bosque de la Independencia), sobre la carrera Carabobo. El Chato, en realidad era un hombre de mundo, derrochador y aguardientero, que le daba altas propinas a los músicos, así fuera conservador y fiestero. El Chato en los suburbios era otro, lujurioso y procaz, mujeriego y rezandero, se había enamorado de una de las putillas de más presencia en la casa de Pola Vanegas, Marcia Uribe, pero como esta no soportaba sus groserías, lo abofeteó, y a la dueña del burdel no le quedó más remedio que echar a Marcía por infringir las normas: no ser tierna con ese cliente admirado y adinerado.
Precisamente desde la iglesia de Jesús Nazareno comenzaba por esa calle, por Carabobo al norte o el Carretero que era el nombre popular, lo que llamaban el Putarral, pero, para otros, poseía una definición de un tono más acorde, el Trocadero, por la misma calle hacia el Bosque de la Independencia, que eran prácticamente los suburbios de Medellín.
Pero ahora en este 2019, en esta esquina por donde pasa el metro, da su sombra y su paso raudo que se ha llevado el lugar donde era el Chapinero, es entonces que caemos en cuenta que aquí llegó el poeta y bohemio Miguel Ángel Agudelo Zuluaga, y le entregó los versos de Antioqueñita a Pelón para que este les pusiera música. Agudelo participaba en las tertulias de la Bastilla con Carrasquilla, Efe Gómez su cuñado, con Luis Tejada pero en algunas noches se iba a conjurar contra el sistema a la casa de María Cano, donde esperaba Ignacio Gómez Giraldo.
A la noche siguiente Pelón mandó a llamar al poeta Agudelo para que escuchara la música que le compuso y su sorpresa: un agraciado bambuco donde confluyen dos talentos, que luego sería considerado como el segundo himno paisa y una de las composiciones antológicas del pentagrama colombiano: Antioqueñita. Este bambuco lo estrenarían en una casa de la Alhambra que era residencial; lo cantaría Pelón con Enrique Gutiérrez, Cabecitas, por vez primera el día 1 de mayo de 1919, o sea hace cien años.
Estas dos personas perdurarían en las noches de la ciudad, al otorgarle ese nombre a un bambuco que sitúa la admiración hacia una mujer. Miguel Agudelo Zuluaga, poseía un seudónimo: David Guerrero. Había nacido en Medellín, en 1883 y fallecería en la misma ciudad en 1954. Otra de sus composiciones es el pasillo Invierno, así como un libro titulado Momentos de mi vida, en 1911, con prólogo de Carlos E. Restrepo, y de un folleto, Los Tigres.
Pedro león Franco, era el nombre de Pelón Santamarta, había nacido en Medellín, en 1867. Moriría en 1952. Compositor y cantante. Formó parte de varios duetos, entre ellos el de Pelón y Marín, a quienes se les atribuye haber grabado en disco, el primer bambuco, El enterrador, con la firma Discos Colombia, en 1910.
Pero también a estos nombres tan significativos, en la conjunción poesía y música, es necesario agregar y hacer una referencia y una deferencia a Daniel Botero Echeverri, connotado líder cívico, que debido a su interés arborizó el Parque de Bolívar bajo su cuidado y cuenta, así como varias calles de la ciudad, además perteneció a la Academia Antioqueña de Historia. Su nombre hoy olvidado, cuando el civismo ha dejado de ser un valor en los actuales anales políticos, paradójicamente, con los años se asoció a los lupanares festivos de esta calle, la 73. Daniel Botero Echeverri vivía en Maracaibo con El Palo, era banquero y accionista del Banco de Medellín, terrateniente; junto a Enrique Echavarría y a Udislao Vásquez iniciarían la construcción del Circo teatro España cuyo arquitecto fue Horacio Marino Rodríguez.
En la esquina del flamante centro comercial Bosque Plaza, al frente de lo que fue el Chapinero, quedaba la casa, como se le llamaba a los prostíbulos, debido a su enternecedor encanto de acoger, como en casa, Hogar Dulce hogar, es decir en la perenne luna de miel del libertino paisa, a sus clientes serios, pero, en realidad era un burdel de renombre, la casa de Eva Arango, llamado el Colegio, debido a que sus clientes solicitaban nada menos que la presencia de lolitas vestidas con uniformes de los centros educativos más afamados, y como al paisa cazurro hay que darle gusto, Eva Arango, matrona y celestina cordial, salida de su paraíso del mundo más fascinante de entonces, el de la putería, de inmediato les daba el mayor de los gustos a estos señores que dejaban su seriedad de comerciantes; otros abandonaban las promesas de ser políticos, es decir, la representación de sí mismos para hojear y ojear el diverso catálogo de pupilas. Eva, sin serpientes, reclutaba las jovencitas llegadas de los pueblos a quienes, luego de un curso acelerado de glamour, les entregaba vestidos para estrenar, les indicaba cómo debían a maquilarse, y una consigna de hierro, no enamorarse de sus clientes ya que estos debían regresar a sus casas muy cansados luego de “arduas reuniones de negocios”, así mismo les indicaba como debían comportarse con los diversos señores de alto coturno y las cejas alzadas que llegaban desde las 7 de la noche hasta las 2 de la mañana. Entre sus pupilas destacadas podemos citar tres: María Misas, Zoila Montoya y Gabriela Soto, ya perdidas y solo en la memoria de sus amantes o en algunas fotografías desvaídas durante algún paseo, ya que el dios Eros ha claudicado ante el apaciguamiento y la muerte. Luego, el Colegio, cambiaría su nombre por el de Noches de París, también cambió la arquitectura, pero no de objeto social ni sexual, y había a la entrada un hombre alto y musculoso, el portero de kepis de color morado, pantalón rojo con la infaltable cinta blanca al costado como si fuera un director de orquesta de circo, eso sí con un aditamento nuevo: sombrilla en tiempos de invierno, imitación del portero del Hotel Nutibara, hasta en sus guantes blancos. Pero por cosas de la magia del buen servicio, el portero, como buen anfitrión, en cualquier circunstancia de la noche en pleno verano, recibía a sus clientes, les abría la portezuela, y al bajarse de sus autos lujosos los saludaba en inglés; solo sabía unas diez palabras. Era tan solícito con los clientes enfundados en la seriedad de quien asiste a una cita financiera, porque sabía que le darían una buena propina, además de guiñarles el ojo derecho en señal de complicidad, y decirles a todos esos montañeros elegantes unas palabras mágicas, ¿cómo está doctor?, hasta luego doctor, eso sí exornados sus saludos son este abrebocas: hay personal nuevo. Muchos años más tarde, por ahí en la década de los 70, la inagotable fuerza amorosa del antioqueño, solapado y fiestero, que iba a visitar a su “tía”, proseguía matizada en otra generación más liberada para buscar las damas de la noche, pero ya había otro nombre: Modas Francia, y por supuesto, otras pupilas y otros hábitos eróticos que rebasan esta crónica. Además la palabra moda ya se asociaba a este oficio de lo plural y de lo pasajero.
Por esta calle, en plena noche, las casas de citas exhibían su invitación con un bombillo rojo indicando que ahí era el sitio buscado por los libertinos ávidos de carne extraña; solo bastaba esa luz encendida del color del sexo como señal luminosa, semáforo para el placer. Una de esas casas pertenecía a Jacinto Benavidez que pretencioso la había llamado, para ganarles a todos, publicista de momento, Estrella roja. Pero en esta tarde de mayo florido, guiados por Hugo Bustillo, nuestro cicerone por ese bulevar del amor al decir del mismo Bustillo, que nos indica que sigue otra de esas casas nada menos que El Acoso de otra matrona perdida en la anécdota del tiempo, Ana María Ortiz, donde el acoso se realizaba con dinero y licor. Nunca, ninguna de estas mujeres, se quejó de ningún hombre debido a sus requiebros y que el dinero sella los labios de una manera dulce. Luego sigue la casa de Queta, no la de Montecristo, sino la casa de Enriqueta Mejía, y ya llegando al crucero de Bolívar con la Daniel Botero, la Mansión de Honoria Osorio. En esta calle aun dedicada al negocio del sexo, lo que eran esas casas de citas administradas por matronas, ha virado a los amoblados que han reemplazado estas casas, donde no esperan mujeres para conversar, bailar, escuchar música y por supuesto follar, sino que el cliente lleva su pareja. Los Colores, la Gruta de Hierro, los Coches, y Jardín, demarcan y definen dentro de esa nueva perspectiva y discreción, esta calle donde aún el erotismo continúa su marcha con otras fachadas pero con las mismas costumbres.
Por esa misma calle, Daniel Botero, en la mitad de dos cuadras, del Fundungo no ha quedado nada, ni la nostalgia, ni las promesas ardorosas del deseo sino dos esquinas vacuas donde algunas bodegas escriben el otro uso del suelo en estos años lejos de la casa que Cefa Cadavid o Josefina por su verdadero nombre que había abierto con un nombre idílico: Noches eternas.
Ya en la esquina de Bolívar que languidece por la calle Daniel Botero, mientras Lovaina extendía sus brazos amorosos, ramifica sus aceras, y esta zona se volvía en la primera zona rosa de la ciudad cuando ese nombre se instalaba y era copiado de otras ciudades. Medellín, Medeyín, Metrallín, Mede-hollín, ya vivía el espasmo de ser una ciudad de mundo donde las casas de citas, los burdeles, los lupanares, las casa de lenocinio abrían sus puertas para esa clientela que venía del centro, de los barrios, del exterior para encontrar el solaz de las muchachas en flor.
Ya en el cruce de Bolívar con la Daniel Botero, ahí en la circunstancia de un nuevo nombre dentro de la topografía citadina se rinde un homenaje. Este nuevo sitio, la Esquina de las mujeres, donde se solicita públicamente la reivindicación por el papel relegado de la mujer.
Por supuesto, que antes de este homenaje a las mujeres, en su esquina, hay en una vitrina la imagen de María Auxiliadora con su mirada serena que escudriña a los moteles y en la cual, en su base, hay diversas placas donde el deudo agradece el favor recibido. A lo mejor también la presencia de esa imagen religiosa es como una manera de exorcizar este lugar dedicado a la putería y al erotismo.
La imagen principal para el homenaje a las mujeres, a su papel en el discurrir de esta historia de la ciudad, comienza con una escultura de Olga Inés Arango donde tres mujeres coloreadas parece por muchachos de preescolar con su rostro vociferante se levantan no en armas sino en almas para reclamar el injusto relegamiento, y además miran hacia los moteles, pero hay algo en esa escultura, esas mujeres sin dignidad se parecen más, debido a sus vinilos baratos, a las mujeres que oficiaban de putas en su momento por estas calles. También han sido dispuestos varios bustos, me refiero a la representación artística de ellas, de catorce mujeres. Las escogidas por esa junta en tiempos de Fajardo, fueron la Cacica Dabeiba, la Cacica Agrazaba y María Centeno, de las cuales se inventaron los rostros, o sea, falsificaron la vilipendiada iconografía histórica. ¿Será verdad tanto valor? ¿Tanto arrojó? ¿Será una falsificación histórica? Luego sigue Simona Duque que tuvo su nicho en lo que más tarde sería el Parque del Periodista. Allí la reemplazó y luce su indecencia y su mediocridad el cubano Manuel del Socorro Rodríguez. Como la alcaldía de Medellín, en su momento, no le interesaban los homenajes a este tipo de periodistas, ideó algo fuera de tono, al busto que perduraba ahí de Simona Duque, tras unos arreglos, maquillaje en bronce, lo adecuaron, le dispusieron gafas redondas y quedó convertido por arte de las manos del escultor disoluto en Manuel del Socorro Rodríguez que no era periodista sino un soba chaquetas de la Colonia.
La imagen principal para el homenaje a las mujeres, a su papel en el discurrir de esta historia de la ciudad, comienza con una escultura de Olga Inés Arango donde tres mujeres coloreadas parece por muchachos de preescolar con su rostro vociferante se levantan no en armas sino en almas para reclamar el injusto relegamiento, y además miran hacia los moteles, pero hay algo en esa escultura, esas mujeres sin dignidad se parecen más, debido a sus vinilos baratos, a las mujeres que oficiaban de putas en su momento por estas calles. También han sido dispuestos varios bustos, me refiero a la representación artística de ellas, de catorce mujeres. Las escogidas por esa junta en tiempos de Fajardo, fueron la Cacica Dabeiba, la Cacica Agrazaba y María Centeno, de las cuales se inventaron los rostros, o sea, falsificaron la vilipendiada iconografía histórica. ¿Será verdad tanto valor? ¿Tanto arrojó? ¿Será una falsificación histórica? Luego sigue Simona Duque que tuvo su nicho en lo que más tarde sería el Parque del Periodista. Allí la reemplazó y luce su indecencia y su mediocridad el cubano Manuel del Socorro Rodríguez. Como la alcaldía de Medellín, en su momento, no le interesaban los homenajes a este tipo de periodistas, ideó algo fuera de tono, al busto que perduraba ahí de Simona Duque, tras unos arreglos, maquillaje en bronce, lo adecuaron, le dispusieron gafas redondas y quedó convertido por arte de las manos del escultor disoluto en Manuel del Socorro Rodríguez que no era periodista sino un soba chaquetas de la Colonia.
Esquina de las mujeres, crucero Bolívar con Daniel Botero |
Luego siguen las otras damas, es decir sus bustos en bronce. Inicialmente fueron situadas en un terraplén, seguro para que hubiera interacción con ellas por parte del público, para que las vieran a ellas cercanas en este presente que las había olvidado, pero luego los bustos de estas mujeres, a lo mejor para evitar jerarquías fueron dispuestos y erigidos sobre bases cada una dejando el terraplén, igualándolas a las otras para evitar maledicencias con las autoridades de algunas ONGsy con el feminismo radical. Siguen en esa esquina, nunca del movimiento, María Martínez de Nisser, María Cano, Madre Laura, Blanca Isaza de Jaramillo Meza, Jesusita Vallejo de Mora Vásquez, Débora Arango Pérez, Luz Castro de Gutiérrez, Benedikta Zur Nieden de Echevarría, Rosita Turizo de Trujillo y Luzmila Acosta de Ochoa.
Por supuesto, no se menciona por ninguna parte a Sofía Ospina de Navarro, más representativa que muchas de las anteriores, a lo mejor por ser conservadora o a Pilar Moreno de Ángel una historiadora relevante. Además, con este criterio selectivo, y poco democrático se dejó de lado un verdadero icono de las noches y del placer en Medellín, y que precisamente en los últimos años de su vida, ya mayor, ya gastada por los abusos de la putería, por ser la amante provisional de tantos hombres que la visitaron y entraron a su casa y a su cuerpo. Y a que en esta misma esquina de Bolívar con la calle 73 (Daniel Botero) N.51d-14, donde se homenajea a otras mujeres, algunas talentosas, otras haciendo bulto, otras llenas de civismo y entusiasmo, tratando de configurar un relato apresurado, se olvidó a las damas de las noches, aquellas que vivían, y ejercían aquí mismo. Y ella, María Duque, que vivió en esta esquina, desde su casa pobre, enferma y masacrada por sus amantes y sus abusos, aquella que era morena y troza, María Duque, que desde aquí le solicitó a Fernando Botero, que le ayudara, ya que andaba muy mal mientras le bailaban ambas cajas de dientes en su boca. Pero Botero ya transitaba en otros países y lamía las mieles de la gloria en vida, mientras los marchantes ubicaban su talento y su obra en las ciudades más reconocidas del mundo, desde oriente hasta occidente, pasando por Europa y los Estados Unidos. No podía creer que su amante, ya una anciana, lo recordara y le dijera una tarde de 1993, en un programa de RCN, que era aún mi pipiolo. Solo en un cuento Danilo Kiss, en otros países y otras latitudes, les hace un homenaje a esas amadas mujeres de muchos y de nadie.
Ella por la moralidad de nuevo cuño no podía estar inscrita en la lista de esas mujeres; sería el colmo. Ella nunca tuvo el prestigio de las Ibáñez, y menos, alguien que le escribiera un reconocimiento sobre su misión en la vida, porque ser puta no solo es degradante sino un oficio de mucho valor, al ser abordadas por ese personal masculino, esa caterva, esa fila de caballeros que solo tienen dinero para acostarse con estas damas menospreciadas ahora y siempre. Nadie la recordó. Ella tampoco era Manuelita Sáenz que tuvo a su Libertador.
Ya desde esta esquina Bolívar más hacia el norte aparece La Curva del Bosque propiamente dicha. En la actualidad el pasaje, la calle que languidece, no ofrece ninguna circunstancia que llame la atención, ya que se trata de casas comunes, de negocios y de arreglos de carros. Pero aquí en Bolívar con la 77 había dos negocios, el Caribe y el Rayito de sol que eran dos cantinas para los bebedores nocturnos; ahora uno es un restaurante y en la otra la esquina, otro negocio, Son Diésel, para reparar autos. Ya frente a la casa de Mariana Gómez, en Bolívar con la 78, Bustillo, nuestro gruía, olvida que Simón Bolívar hubiera pasado muy bien por esos pagos. En el primer piso quedaba el restaurante y en el segundo los aposentos de las mujeres. Se dispuso rejas a las ventanas del segundo piso, ya que no hay nadie más renuente que un tipo satisfecho, no quiere pagar su importe a la dama, y era frecuente que los clientes, sí ellos que antes eran el colmo de la amabilidad, les halaran las orejas a estas chicas, es decir en lenguaje popular las conejiaran, y se volaran sin pagar, brincando desde el segundo piso a la calle. Mariana Gómez, además, ideó una fina atención al disponer dos autos para llevar a sus buenos clientes bien cómodos y satisfechos a su casa. De ahí, y con los días nació, una empresa de trasporte, Tax Milancito. Mucho más tarde la vendió a un médico que la convirtió en Tax San Pedro. La casa de Mariana Gómez no la resquebrajó ningún terremoto ni el temblor de las parejas, luce aun sus paredes en cemento y sus puertas y ventanas de color café y en plena esquina hay un grafiti ponzoñoso sobre la esquina cariada.
Casa de Mariana Gómez |
Ya desde esta esquina Bolívar más hacia el norte aparece La Curva del Bosque propiamente dicha. En la actualidad el pasaje, la calle que languidece, no ofrece ninguna circunstancia que llame la atención, ya que se trata de casas comunes, de negocios y de arreglos de carros. Pero aquí en Bolívar con la 77 había dos negocios, el Caribe y el Rayito de sol que eran dos cantinas para los bebedores nocturnos; ahora uno es un restaurante y en la otra la esquina, otro negocio, Son Diésel, para reparar autos. Ya frente a la casa de Mariana Gómez, en Bolívar con la 78, Bustillo, nuestro gruía, olvida que Simón Bolívar hubiera pasado muy bien por esos pagos. En el primer piso quedaba el restaurante y en el segundo los aposentos de las mujeres. Se dispuso rejas a las ventanas del segundo piso, ya que no hay nadie más renuente que un tipo satisfecho, no quiere pagar su importe a la dama, y era frecuente que los clientes, sí ellos que antes eran el colmo de la amabilidad, les halaran las orejas a estas chicas, es decir en lenguaje popular las conejiaran, y se volaran sin pagar, brincando desde el segundo piso a la calle. Mariana Gómez, además, ideó una fina atención al disponer dos autos para llevar a sus buenos clientes bien cómodos y satisfechos a su casa. De ahí, y con los días nació, una empresa de trasporte, Tax Milancito. Mucho más tarde la vendió a un médico que la convirtió en Tax San Pedro. La casa de Mariana Gómez no la resquebrajó ningún terremoto ni el temblor de las parejas, luce aun sus paredes en cemento y sus puertas y ventanas de color café y en plena esquina hay un grafiti ponzoñoso sobre la esquina cariada.
Por aquí pasaba la quebrada el Molino y por aquí mismo Paulina Castaño poseía un lugar donde había abierto los baños. Por supuesto que ya las quebradas como la Bermejala, antes el Zancudo, la Cimitarra, la San Francisco, la del Ahorcado, han sido tapadas ante el avance de las urbanizaciones.
Ya por la calle 78 quedaban situados el Berna y La Cueva, conocidos lugares de diversión masculina, prostíbulos de renombre, ahora son el Centro infantil Explorador de sueños y Banco de prueba para chasis y camber y caster. El tiempo y el desalojo ocupan su lugar.
Luego de estos baños a la subida para Bermejal o sea para Aranjuez quedaban los baños de Amito, Cipriano Álvarez, que era más pequeño que el Edén pero tenía buena clientela debido a que allí vendían tamales longanizas y empanadas. Una de las costumbres en ese Medellín era ir a caballo los domingos en la mañana a bañarse donde Cipriano y a tomarse unos buenos tragos de anisado.
Contrastaba con los baños de Tano, situado cerca de la estación del tren, más abajo, que les daba el baño gratis solo para de esa manera vender comestibles.
Según Ricardo Olano, el municipio compró varias casas, entre ellas la de Baños el Edén, que tenía billares, cantina, restaurante, baños de agua limpia debido a que aún no se habían poblado las cercanías. Además dos casas que había en los límites del Bosque se destruyeron porque estaban dedicadas a la prostitución. Los Baños del Edén, perdurarían hasta 1913, cuando serian absorbido por un nuevo lugar, el Bosque de la Independencia de Antioquia como sería nombrado en 1921. Luego en, 1961, sería conocido como el Jardín Botánico Joaquín Antonio Uribe.
Ya en el Carretero, la calle de las Pizas, la calle del Prado, la carrera 7; o sea, Carabobo, estaba el Café Palermo que también era hotel en el segundo piso donde oficiaba María Duque, la amante de Botero, y además amante municipal de muchos medellinenses que venían a su casa ensordecidos por su belleza y amabilidad. Ella decía que su cama en madera de comino crespo era para aguantar los más duros embates de esos guerreros paisas. Pero algo es cierto, no sé si por pudor, hacia el llamado, El oficio más viejo del mundo, o por dejar de lado la sexualidad en el momento en que mayor ha sido agredida ese estado de cosas, se dejó de lado a esta mujer valerosa que le dio a tantos hombres la calma necesaria y la felicidad de unos minutos al escapar de casa con alguna soltura o más simple como Fernando Botero, aun un aprendiz, que se debatía entre ser torero o pintor, que sin un centavo venía por estos pagos a buscarla.
Casa de María Duque |
Aquí en el Bar Palermo donde había cantina y burdel en el segundo piso oficiaba María Duque. María Duque era la auxiliadora de estudiantes, era alta, morena, bohemia y troza. Solía salir a caminar y a bailar con Botero. A ella le gustaban los estudiantes. Desvirgarlos era su destino, su pasión. María Duque había llegado de Yarumal ya viuda a los 22 años y se fue a Guayaquil a la pensión Patria, pero ella, que era apátrida, recaló en Lovaina en la casa de Lola, la Polla, y debido a su condición de agraciada mujer fue considerada y codiciada por los libertinos paisas y fue considerada por un tiempo la reina de Lovaina. Botero la buscaba en la casa de Ana Molina, y luego en su propia casa por Carabobo frente al Bosque, aquí en el segundo piso del Bar Palermo. El pintor iba con algún libro, ya que leía románticos franceses y a Vargas Vila. Ana Molina lo recordaría como un muchacho tímido y muy sencillo con un libro como compañía. A María Duque le gustaban los estudiante que le recitaban Las dádivas de Porfirio Barba Jacob y ella, conmovida, suspiraba y se enternecía hasta el punto de llevarlos a su cama, a esa cama maciza, grande, que ninguno de sus amantes logró hacer tambalear. El poema es largo pero lujirioso y comovedor, he aquí un fragmento; “¡Mujeres de un tiempo florido y lejano! / ¡Mujeres de un tiempo duro, tempestuoso! Las que ofrendan cándidas, el beso temprano, / las que dan, malignas, vino peligroso... / las que piden bellos madrigales/ y dardos ocultos en las breves glosas/ que van a adularlas... / ¡Mujeres que ponen su soplo en las rosas/ para deshojarlas! /.
Allí Fernando Botero con un libro debajo del brazo iba a visitarla, muy circunspecto el hombre, muy serio, no a buscar el ambiente de estos lugares para bocetearlos sino halado por las peripecias amorosas de María Duque. Hay un antecedente lejano en el tiempo. Nada menos que Tolouse Lautrec que en las noches pernoctaba en los diversos burdeles de Paris para aprovisionarse de detalles y pintar esos paisajes nocturnos de Montmartre en el Moulin Rouge, sobre todo, y en el Mirlinton. Tolouse Lautrec buscó esos temas en las zonas oscuras donde los faroles callejeros se apagan porque ahuyentan la perseverancia de la moral como manera de hurgar la vida. Pintó en su etapa madura carteles de esos cabarets, a los bebedores de absenta, a las prostitutas, Jane Avril, su musa, los circos y, sobre todo, saber cómo las luces del Moulin Rouge, lo abarcaban en su dimensión creativa.
Fernando Botero lo haría más tarde, no al instante como lo hizo Tolouse Lautrec, sino que aguardaría muchos años, unos treinta más o menos, para hurgar en su memoria y para pensar que debía contar lo que él mismo había vivido y disfrutado. A lo mejor sabía el destino y el silencio sobre Débora Arango que había pintado a las putas de Guayaquil, en Maturín, cuando iba a cobrar el arrendamiento de los locales de su padre, y, por supuesto, en Medellín las putas no eran dignas de aparecer en obras de arte. Entonces, Botero, sacó a relucir cuando ya tenía una forma de contar, es decir, de pintar ese momento placentero, ya convertido en oasis, en reminiscencia y es por esa razón que realiza esa referencia a su continua ida hasta la Curva del Bosque donde las sílfides paisas, mujeres de la noche que estuvieron a su lado, que le abrieron no solo más tarde su estro creativo sino que le abrieron las puertas para que entrara a jugar con ellas. Noches lascivas y de contenidos llenos de placer para el joven pintor que nunca sabremos si les decía poemas de algún romántico francés o le leía algún texto escabroso de Vargas Vila, a cambio de sexo, o entraba serio, imparcial e impoluto alelado y alegrado por los cuerpos de esas mujeres que lo cuidaron para que no saliera de su ensoñación sino para tratarlo como un joven príncipe de la pintura, de ahí que Botero desde los años 70 le realiza un homenaje idílico y amoroso a esas mujeres que lo acogieron cuando a las once de la noche muchos medellinenses abandonaban el Centro y se iban para la Curva del Bosque a seguir la bohemia con el condimento del placer y a no leer las pastorales de los curas. De ahí sus pinturas como homenaje: La casa de María Duque, La casa de Ana Molina (1972), La casa de las mellizas Arias, (1973), La casa de Raquel Vega (1975). Amanda (1982), La casa de Amanda Ramírez (1988), Amparo (1979), Teresita (1970), Maruja (1979), Adela (1971), Delfina (1972), Aurora (1972), Rosita (1970), Pequeña prostituta (1982), Rosaura (1986).
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Casa de María Duque, Fernando Botero, 1970 |
Aquí al frente de esa casa de color amarillo apagado, santuario de la putería de los años 40, de dos pisos con arcos en sus puertas de color caoba, que salen al balcón y con dos visillos da la impresión de que allí no vive nadie como si lo vivido en épocas anteriores hubiera bastado. En el primer piso se lee un aviso, Materiales para construcción. Carabobo se adecuó al cambio y nadie sabe que esa casa posee una historia lubrica y lujosa.
Para algunas personas que visitaban el Bosque de la Independencia, siempre existirá la presencia del lago con sus barquitas los domingos. Iban elegantísimos, los hombres de traje y corbata y las mujeres parecía que iban para un coctel y los niños divinos, como decían, con pinta dominguera a montar en burrito y a comer delicioso. El bosque hasta los 60 era abierto y sin muros. Los domingos en la mañana había Retreta luego la rueda de Chicago, como atracción y los burritos, para los jinetes como su consolación en su adolescencia. Todo un entretenimiento familiar y muy casero. Muchos adolescentes iban de pesca a sacar pececitos de colores y buchonas, pero detrás de esa diversión idílica en familia, los domingos por la tarde el Bosque se convertía en un parrandiadero donde, los policías y soldados, buscaban las chicas del servicio, y, por supuesto en la noche, rodeado de casas de prostitución donde se divertían las personas mayores con su juguete placentero.
El sexo y el licor, la conversación y el baile, a partir de la caída de la tarde emergía con el otro rostro de la ciudad junto a los animales nocturnos y, por supuesto junto a esa cáfila matronas pupilas, amantes ocasionales, jibaros, porteros que abrían las puertas de la ciudad al placer como manera de expoliación y de presencia.
El sexo y el licor, la conversación y el baile, a partir de la caída de la tarde emergía con el otro rostro de la ciudad junto a los animales nocturnos y, por supuesto junto a esa cáfila matronas pupilas, amantes ocasionales, jibaros, porteros que abrían las puertas de la ciudad al placer como manera de expoliación y de presencia.
Esta tarde Hugo Bustillo, junto Luis Fernando Cuartas y Carlos Vásquez, nos ha revelado uno de los rostros perdidos de Medellín.
Bibliografía.
-Orozco Guarín Carlos Andrés. Inicio, esplendor y ocaso de la prostitución en Lovaina (Medellín), 1925-1955.
-Londoño Vélez, Santiago. Botero, La invención de una estética. Villegas Editores, Bogotá, 2003.
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